miércoles, 22 de diciembre de 2010

Frying Pan Alley




Fin de la primera parte de mi aventura Londinense. Hoy día 20, mi última comida, mis últimos platos fregados a mano, y el Henry recién pasado para que cuando vuelva en enero siga sintiéndome como en casa.

Última semana y ha sido de las intensitas. Por fin con nuestro equipo de trabajo de la universidad, hemos logrado llegar a un punto de concentración en el que los assignments nos salen casi seguiditos. No cuesta quedar, ya sabemos que mañana a las 10 hemos quedado en la salita de sofás del departamento de polímeros y dejaremos los archivos actualizados en Dropbox para continuarlos al día siguiente. Y cuando pensaba que ya no me encontraría con la chini ni con nadie de mi primera semana de estancia británica, me encontré en los pasillos de la London Met con Phillip, uno de los senegaleses con los que comencé el curso, y que pensaba que estarían en mi clase, pero pertenece al Máster de Polymer Science. Me reconoció y yo a él, y tenía curiosidad por saber qué tal le estaba yendo. Resulta que va a clase con el chico de Nepal y compañía con los que ya nos habíamos cruzado un par de veces y que no hacen más que decirnos lo mucho que sufren con la chicha que les están dando. Digamos que mi máster es una versión edulcorada del suyo. Lo que más me gustó de encontrarme con él es darme cuenta de que el primer dia me tenía que repetir las cosas 5 veces y no le entendía absolutamente nada (realmente fue al dia siguiente de llegar aquí por primera vez), y sin embargo esta vez estuvimos conversando sin ningún problema. Buena señal, puedo confirmar que estoy mejorando mi inglés, y me encanta. Lo que no se si es tan bueno es que ya me han dicho varias personas que tengo acento americano y me temo que la culpa la tiene The Big Bang Theory y la MTV.



Para ponerle el broche a estos primeros meses, nos fuimos a celebrar nuestra mejora en el trabajo en equipo y las navidades, nuestro equipo, nuestra clase de Master de Productos Plásticos, los cinco, a East Ham, a un restaurante indio, indio de verdad. Con lo que no contábamos era con la gigantesca nevada que comenzó a caer cuando me empecé a planchar el pelo lista para salir. Una vez sentada helada de frío en el vagón de la District Line, me di cuenta de que el metro ya underground sino overground, y que el paisaje que vería a partir de ese momento era una pura masa blanca de agua helada que me evitaría reconocer nada de lo que estaba por esa zona. Y me empecé a plantear que estaba yendo hacia zona 3, hacia el Este de Londres, a una zona desconocida y que no sabría reconocer porque estaba toda uniformemente pintada de blanco. Pero el problema no sería reconocer mi geolocalización, sino que como ya hemos aprendido, nieve en Londres significa que las líneas de metro se van cortando, y nieve en la calle significa que los autobuses tampoco ruedan, o ruedan mal. Seguí sentada en aquel vagón intentando no agobiarme por mi posterior vuelta a casa y trataba de pensar sólo en la comida que iba a disfrutar. ARAVANA BHAVAN. Conocido y reconocido por los indios de la india. Muy rico, si señor.



(estoy escribiendo esto en el avión y la presión por la altitud, sumado a que sufro secuelas de la fiebre, está hacienda que me duelan terriblemente los oidos, pinchazo pinchazo, arrggggg)

Pero volviendo al tema de la nieve… Malditas bajas temperaturas, que como bien estoy estudiando, afectan a la temperatura en servicio de mi componente, y en este caso mi componente eran mis amadas botas militares, cuya suela debe estar fabricada en un polímero con temperatura de transición vítrea por debajo de la temperatura ambiente, pero tan baja debe ser que probablemente los -3ºC del sábado hicieron que el material pasara a su estado sólido-frágil provocando una fractura en ambas suelas y una posterior entrada de agua en mi calcetín. En otras palabras: botas baratas = suela rota. Poco han durado.



(los pinchazos auditivos están menguando)

Ya lo comenté hace tiempo, pero me ha vuelto a ocurrir ahora, redescubrir lo bueno que tiene viajar uno solo. Es el momento de enfrentarse al toro, o en este caso a coger un autobús de Terravision por primera vez a la salida de Liverpool Street Station y rezar para que realmente te lleve a Stansted y llegue a la hora deseada. Y por el camino resulta que alguien te pregunta en ingles si ese autobús, esa parada va a Stansted y le contestas en Español. Que el mundo es muy pequeño y muchos somos los españoles por el mundo. Y resulta que el chico que me pregunta me acaba contando que llega justico a coger el avión. Que vivió aquí durante 7 años y ahora vive en Bermudas, dando clase de español a niños y le encanta. Y Bermudas es tan pequeño que se conoce a todos los habitantes españoles del país y los podría contar con las manos. Le gusta pero tampoco se quiere quedar mucho tiempo allí. Y justo cuando iba a preguntarle que si había salido en Madrileños por el Mundo, surge con la conversación y me confirma que en efecto, él y los españoles contados con las manos también aparecieron. En cuanto llegue a casa busco el episodio.



Se nota un montón quienes somos españoles y quien no, y desde que estoy aquí lo reconozco más. Lo que no termino de entender es cómo un no-español es capaz de recnocernos en menos de 5 segundos. Tanto se nos nota en el acento? El tio de la caja de Boots me lo ha reconocido también, pero él era Portugués, y me dijo: “Como decía mi abuela, distina mierda pero mismo aroma”. Me he tenido que reir, mucho, obviamente.



Me he comido un sandwich de Pret en el aeropuerto para celebrar que no comeré más sandwiches ingleses hasta el año que viene. Luego me he ido a la cola de la puerta de embarque. Cuando estábamos todos asados como pollos con 5 capas de abrigo encima y próximos a la hora de despegue y todavía en la terminal, alguien ha gritado PUERTA 41 ÚLTIMA LLAMADA!!!! Teniendo en cuenta que estábamos esperando en la 48, como bien decían las pantallas del aeropuerto, visualizad la estampida a modo Jumanji hacia la puerta…

Me hubiera encantado traer unos Christmas crackers a pesar de que son la mayor estafa inglesa del mundo, pero las normas europeas de aviación me lo prohíben.

Feliz navidad.

lunes, 13 de diciembre de 2010

One turkey, two sprouts

El dia que casi me quedo calva.





Fue llegar aquí, a esta casa y se me empezó a caer misteriosamente el pelo. Se lo achaqué al agua, pensaba que el agua londinense era mala y no me terminaba de limpiar el pelo. Bote y medio de champú más tarde, a pesar de remedios caseros de huevo y pastillas fortalecedoras de piel y uñas de Boots, me he dado cuenta de cual era el problema. Y está relacionado con mi post anterior. En efecto, productos de mala calidad, en este caso de Poundland. Está visto que por mucho que estés comprando Schwarzkopf, estás comprando por 1 libra y mi querido cabello se empezó a quejar. Misteriosamente, con tan sólo aumentar mi presupuesto a una libra más por bote y cambiar a Tresemmé (sin querer hacer publicidad), el agua de Londres se ha vuelto misteriosamente agradable y mi pelo está más contento. No quería alarmar a nadie con mi situación, llegué incluso a pensar que no estaba comiendo suficientemente bien, pero la culpa la tenía el presupuesto estudiantil de cosméticos. Bote, irás a la basura, y con mucho gusto.

Tras el mini-infarto del mes por la generación espontánea de bolas de pelos en la moqueta, toca darle paso a la gran cena de navidad en casa. 10 personitas a las que alimentar con una proper english Christmas Diner.

La cena de navidad inglesa consiste en pavo, verduras varias asadas y/o cocidas, patatas y postre a su elección. La compra de navidad se organizó toda el sábado pasado. Acudimos a Green Lanes, al otro lado de Finsbury Park y de paso aprovechamos para cruzarlo, territorio desconocido para mi hasta el momento. La nieve todavía no se había derretido y las pequeñas y orondas ardillas no autóctonas, las grises, se acercaban a nuestros pies para que les diéramos la merienda del dia. Pero NO. Malas. Las buenas y auténticas son las rojas.

En fin, Green Lanes, zona medio desconocida para mi, aunque tuve la oportunidad de visitarlo unos dias antes por casualidad por mi afán investigador de encontrar Sainsbury's u opciones distintas a Morrisons por la zona, y también, más que nada, porque parece que Londres acaba para mi en Finsbury Park, cuando en realidad hay todavía mucho mundo por descubrir más arriba del código postal de N7. En fin, zona más animada, mucho más que Seven Sisters, llenita de tiendas sobretodo turcas y griegas, donde parece que compiten para tener el mendrugo de Kebab más grande pinchado en el horno vertical y los escaparates de dulces y baklavas dan ganas de mandar a paseo las coles de bruselas de la lista de la compra. Una vez evitada la tentación, nos hicimos con cantidades ingentes de zanahorias, patatas, parsnips (nabo), coles de bruselas, brocoli y vino de 3 botellas por 5 libras.

Es gracioso (y totalmente respetable) el concepto tan diferente de cena de navidad de los ingleses frente a los españoles. Nosotros nos pegamos por un cordero, o el marisco y las cosas exóticas y aquí tiran por las verduritas, curiosamente, de las que menos gustan en España como son las coles de bruselas, el nabo y el brocoli. Pero bueno, continuando, y con todo comprado al peso y con mejor pinta que en los centros comerciales habituales, regresamos a casa con mucha hambre para dejarlo todo preparado para el dia siguiente. Otro de los compañeros se encargó de hacerse con el "bebe". Un PEQUEÑO pavazo de 8 kilos congelado que fue directo a la piscina del fregadero para que estuviera listo para el dia siguiente.

Domingo, 11 de la mañana y comenzamos a preparar los ingredientes para la Carrot Cake del postre. Mientras tanto, el equipo de pela y corta se encargó de la preparación de los vegetales y su colocación en los distintos hornos. El plan era comenzar tarde a pelar-cortar para hacer una comida tardía / cena temprana. Obviamente, ante el olorcillo y la tentación de las zanahorias crudas, no pudimos resistir a comer algo (lo confieso, media pizza) al medio dia para no morir starving hasta las 7.

Receta curiosa, zanahoria y nabo rebozado en miel y al horno hasta alcanzar tenderness, increíblemente rico e inusual.

4 horas antes de la hora oficial de la comida, el "bebe" se metió al horno, previamente habiéndonos cerciorado de que el animal cabía en nuestro flamante nuevo horno. Mientras tanto, últimos toques a las verduritas, preparación del Gravy natural y de las bolas de stuffing para acompañar. El stuffing por cierto, que viene a ser algo parecido al relleno del cocido madrileño, bolas de miga de pan con especias que no recuerdo y caldo de lo que se esté cocinando.






RIIIIIIIIING. Suena el timbre del horno, el bebé está morenito. Todos a la mesa! Y aquí nos esperaba la segunda tradición curiosa inglesa. Los Crackers. De nuevo, decepción por parte de Poundland, pero bueno, qué se puede de esperar de 8 crackers por 1 libra? Para los despistados, los crackers son unos pequeños paquetitos cilíndricos, de los cuales se ha de tirar por ambos lados, entre dos personas a ser posible, y una pequeña cantidad de pólvora escondida hace que suene un PLAS al tirar y romperlos. La gracia es que dentro se encuentra una coronita, un regalito chorra (en este caso LAMENTABLE y minúsculo) y una broma o chiste (siento si mi descripción no es 100% acurate). Pero bueno, nueva tradición aprendida y aceptada con mucha curiosidad.

A comer!




Sobró turkey para 2 días y después de cenar nos tuvimos que hacer el camino de Santiago para poder digerir tanta cantidad de comida.



Feliz navidad!!

viernes, 3 de diciembre de 2010

50% Veg



Aquí me encuentro sentada en mi silla, bajo la luz de la luna, y de mis luces de LED y de mi lámpara de Argos, bebiéndome mi amado té de Lemon & Ginger. Y es que trato de entrar en calor porque las temperaturas fuera de nuestro pequeño oasis hogareño se están empezando a hacer insoportables. Ha llegado un punto en el que la estética deja de ser algo importante y ya las capas de lana gorda se acumulan una encima de otra, no importa del color que sean. De hecho mi mejor amigo ahora mismo es un gorro orejero, el cual acompañado de mi enorme abrigo verde, parezco una niña pequeña a la que hay que darle un caramelo. Pero me da lo mismo, porque las orejas duelen del frío y prefiero no tener neumonía.

Después de más de dos meses haciendo la compra casi a diario en este país, voy viendo de qué pie cojean los británicos. Para empezar, las cosas frescas parecen ser más naturales que las españolas, que no significa que sean más sabrosas o mejores, sino que llevan menos conservantes y por lo tanto, sólo tienen unos pocos días de caducidad. En el caso del pan de molde, si bien recuerdo, es de tan solo 3 días. Hablando del pan de molde, aquí no existe lo del pan sin corteza. La opción más acertada para actuar frente a la inminente degradación del pan es por tanto, meterlo en el congelador e ir cogiendo rebanadas tal cual se vaya necesitando. Y no sólo el pan caduca, todo lo fresco, patatas, cebollas, etc, se estropea a una velocidad vertiginosa por algún extraño motivo. Probablemente por el grado de humedad en el ambiente, pero me tiene anonadada que una patata se haya puesto pocha en una semana, cuando en Madrid, más bien lo que ocurre es que le empiezan a salir nuevos brotes, eso sí, tras 4 semanas at least.

El problema número dos es que no tienen salsa de tomate, tomate frito, tomate Orlando, NO TIENEN. Todo ser español que conozco viviendo en estas tierras, yo incluida, hemos probado todas las variedades disponibles en Tesco, Sainsbury's o Morrisons y nada se le parece. Gran inconveniente porque es horrible cocinar pasta usando tomate pelado con olivas, o tomate triturado insulto o con concentrado de tomate, que es tomate en formato de pasta de dientes.

El tercer inconveniente es que aquí lo malo, es muy malo. En España recuerdo perfectamente comprar la marca blanca de Carrefour, sin absoluto problema, porque sabe igual que cualquier otra marca mucho más cara. En este país, si te arriesgas a comprar el producto Value, te arriesgas a comprar basura muy seria. Se nota mucho mucho y yo creo que no debería.

La cuarta estafa británica es el Washing Up Soap, o el Fairy, para entendernos. Compra cualquier otra marca que no sea Fairy, y te encontrarás con que tienes que echar medio bote para fregar una simple sartén. Recuerdo en España los anuncios de jabón para platos, que te dicen que con sólo una gota vale. Y en este caso, compraras Fairy, Mistol o Carrefour, lo de la gota se cumple. Pero aquí no. El jabón barato no limpia, queridos. Ya decía yo que no me daba alergia en las manos. Normal. Tampoco limpia.

Después de cuatro inconvenientes, no todo lo que tengo que decir sobre las groceries británicas es malo. Los estudiantes o pequeños trabajadores con frecuencia buscamos la zona de productos rebajados, inexistente en España y que suele tener pequeñas gemas valiosas. No deja de ser el lado del estante con los productos que caducarán mañana y muchas veces no interesan por ser platos preparados de alto contenido calórico, pero un dia te encuentras que el pan, un buen Warburtons Seeded Batch Loaf, que suele costar 1.50 pounds te lo han puesto a 0.45 porque caduca mañana. Gracias Tesco, compraré dos y los congelaré. Otras veces no es que el producto caduque mañana, sino que la lata está golpeada. Pues también lo rebajan. En Madrid recuerdo como tiraban las mermas a la basura. Una pena.

Y cuando te pensabas que en Londres no había nada barato, te encuentras en el barrio de Angel, un restaurante indio 100% vegetariano con buffet libre por 3.95 libras. Gracias Londres, salvaste mi noche. Que por cierto, ya he descubierto el secreto de toda comida india. Garam masala y leche de coco. Pero todavía no estoy dispuesta a ser vegetariana.


Por cierto, el miércoles, mi primer dia oficial de laboratorio. Después de escribirnos por email con el técnico del lab, Sri Lankense de origen, acudimos al laboratorio general de polímeros para tomar el peso de nuestros componentes para el trabajo y realizar una serie de test. Ya os he hablado con anterioridad de la antigüedad de los edificios de la London Met, pero donde se puede ver y confirmar, sin duda es en los laboratorios.




De nuevo ese olor del primer dia de clase. Olor a mueble viejo, a castillo, a Harry Potter (¿?¿), y empiezas a ver las encimeras de madera (!!!!), los cajones, las fotografías de las paredes, los póster y las fechas de fabricación de las máquinas y piensas.. Oh la la. Y es lo malo y lo bueno de la London Met, que un dia te encuentras un rincón hiperhistórico de principios de siglo, unos baños que parecen del Intenado y otro dia te pierdes por los pasillos pensando, sí sí, qué bonito, pero como un dia haya un incendio, no voy a saber salir de aquí.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Slippery porridge

Con las nevadas que están cayendo esta semana en toda Europa, y sobretodo en el Reino Unido, creo que queda más que confirmado que el invierno ha comenzado oficialmente para todos nosotros.





Y lo digo mientras como mi primer Porridge, a las 16:00 de la tarde, pero porque hace un frío que pela. Sigo con el gorrito de lana puesto no hago más que darme cacao en los labios y crema en las manos para evitar un desastre pero no sirve para mucho. Como decía, mi primer porridge, que llevo queriendo probar desde que estaba en el A.V.H, y que hoy he encontrado en Morrisons a un precio muy bueno. Llena mucho, pero está calentito y tenía hambre. Está rico!



No hago más que pensar que antes de querer venir a vivir a Londres, me había pasado por la cabeza estudiar en Suecia. Si ahora lo estoy pasando mal (relativamente) no se qué hubiera sido de mi en tierras escandinavas. Quién me lo iba a decir a mi, hace un año, de puerta a puerta en coche, sin necesitar guantes y ahora de metro a bus y 5 capas de lana encima. Se me había olvidado lo que era el frío, o realmente hace más frío que en Madrid. Pero tampoco me importa en exceso. Llevando las suficientes capas de aislante, unos buenos guantes, me gusta pasear por las calles del centro, escuchando mi pequeño Punk Rock y olvidándome de todo. A mi es que las luces de navidad me ponen tierna.



Novedades desde el dia de las puñaladas, pues no muchas. He vuelto a redecorar mi habitación. Hace tiempo que dejó de tener olor al anterior habitante y cada día parece más la habitación de una chica. A pesar de que parezca que en este país las cosas gratis no existen, a través de una muy buena oferta de Lidl conseguí imprimirme 100 fotos, de esas que todos habéis visto ya en mi Facebook, pero que me apetecía tener en papel fotográfico. Y aunque la oferta parecía publicidad engañosa, a los dos días estaban en mi casa esperándome. 100 fotos que parecen pocas para querer empapelar mi habitación, pero que sólo he usado unas 20 porque realmente son muchas. Gracias a eso me he ahorrado comprar las láminas que tenía fichadas en el mercado de Spitalfields, pero es que están muy overpriced.. Quería hacerme con un Keep Calm and Carry On, pero ya será más adelante.



Investigué hace un tiempo sobre el famoso cartel, ya convertido en icono londinense. Fue un cartel creado por el gobierno británico en el año 39, al principio de la segunda guerra mundial, para animar un poco a la población a pesar de la invasión. El póster se creó pero no llegó a salir a la luz. Lo guay de la historia es que lo encontraron hace poco, en el 2000 por casualidad en una tienda de libros de segunda mano. Me haré con ella

Decidí también que necesitaría algo de iluminación secundaria, como dicen los de Ikea, ya que mis dos bombillas de 60W colocadas en las lámparas orgullosamente puestas por mi, son demasiado para simplemente estar en la habitación. La idea fue comprarme unas bombillitas de LED en Primark de navidad y pegarlas a la pared con lo único que requiere agujeros: Blu-tac. Lo malo es que no queda muy estético.




La lámpara negra, que además de ser fea, no he conseguido hacerla funcionar (cosa que ya es raro siendo una simple lámpara), la he sustituido por esta otra moradita, a juego con mis flores falsas. Pero esto es el principio del camino para adquirir unas nuevas cortinas a juego, porque las que hay son lamentables.



Este finde, la cena de navidad de la casa. Lo cocinaremos todo desde cero. Vino, pavo, verduritas y si hay suerte, Carrot Cake.

Mi primer pavo de navidad. Qué emoción!

domingo, 28 de noviembre de 2010

Broken in

Por favor, pulsen al PLAY para entrar en situación





Sábado noche e invitación de uno de los housemates al concierto de uno de sus grupos en un bar de Camden Road. Por primera vez salíamos todos los habitantes de la casa a tomar algo, y esta vez nos reuníamos en The Unicorn. Concierto divertido, aunque peculiar por tener su grupo creo que unas 6 guitarras y dos bajos, además de la batería y el cantante.



Cervecita y cocacolita por aquí y por allá, hasta que sobre las 12 de la noche dieron el campanazo de Last Call, y nos fuimos, unos a casita y otros a seguirla por Camden Town. Los que nos fuimos a casita de vuelta, por el horrible frío de -4ºC en la calle, tomamos el autobús 29 para no morir por el camino. Llegando a casa, al doblar la esquina, e ir a entrar a casa, nos encontramos la puerta abierta. Justo cuando íbamos a entrar, dos de nuestros compatriotas, que venían en bici, nos gritaban: "No entréis!!!!!!!". En un giro rápido de cabeza, justo para verlos a ellos, pudimos comprobar que no estaban solos. Les acompañaba una ambulancia y un coche de policía. WTF??

Por un lado, en el parque de al lado, habían apuñalado varias veces a un chico de 16 años, que afortunadamente estaba fuera de peligro. Por otro lado, otra pareja de policías acompañaba a nuestros compañeros de piso para entrar a nuestra casa, porque por lo visto, al llegar ellos primero, se la habían encontrado abierta. :o :o :o

Los amables policías entraron en la casa, linterna de CSI en mano, a inspeccionar todas las habitaciones, y además de comprobar que no había ningún habitante ajeno raro, de paso comprobar que no faltaba nada. Imaginad los mini-infartos de cada uno de nosotros pensando en las 8 habitaciones de la casa, cada uno con por lo menos un portátil y pensar que ya no estarían. Tras un par de minutos, bajaron los coppers por las inclinadas escaleras dándonos buenas noticias. Nadie en la casa y guitarras y portátiles intactos en cada una de nuestras habitaciones. Una vez dentro, y ya fuera de peligro, nos pusimos a inspeccionar todas las estancias de los presentes y no presentes, para comprobar que efectivamente no echábamos nada en falta.

Lo gracioso también de la situación es que nuestros compañeros que habían llegado antes, pidieron ayuda a los policías de la escena del crimen del apuñalamiento, aunque lamentablemente, como estaban ocupados en ese caso, no se podían mover de la zona para acompañarles a ellos a comprobar la casa. Sin embargo, muy amablemente accedieron a llamar a otra patrulla, que acudió en seguida, que fueron los que finalmente entraron con nosotros. Afortunadamente la comisaría de policía está a un par de manzanas de nuestra calle, y creedme que lo sabemos, porque escuchamos las sirenas durante todo el día.

Una vez se pasaron los pequeños ataques de ansiedad comenzamos a analizar la situación. La cerradura no estaba forzada, pero si es cierto que no solemos cerrar la puerta porque siempre queda alguien en casa. A esto hay que sumarle que la puerta tiene un sistema de una palanquita que si queda incorrectamente inclinada, la puerta parece que cierra, pero con un simple empujón se abre sin problemas. Y muy probablemente pasó esto.

Así que nada, primera experiencia de puro mal rollo pasada en Londres, que afortunadamente nos ha servido para darnos una buena lección. Cerrar la puerta, comprobar que la puerta no queda abierta al salir de casa, y dejar nuestras habitaciones cerradas con llave, por si las moscas.


Pensaba comenzar el post comentando que por fin, tenemos horno nuevo en la casa. A pesar de tener cocinas, uno de ellos llevaba roto desde que llegó a esta casa, y desde septiembre, cada 15 días, venía un "ingeniero" a tratar de arreglarlo, pero le llevaba 15 días venir con la pieza correcta. Casi 3 meses para arreglar un horno defectuoso, que ha dado como resultado por fin, levantarnos esta mañana a las 8 de la mañana a recibir uno brand new, por fin. Ahora sólo falta que nos arreglen la puerta del otro.


miércoles, 24 de noviembre de 2010

Ginger Ale

Caminando desde casa hasta Finsbury Park la primera vez ya me llamó la atención aquel edificio tapiado, con pinta de antigua cervecería, con una capa de pintura azul curioso y con madera de contrachapado en las ventanas con caras de colorines. Y ya sospechaba yo que tenía algo de inusual aquello, y sobretodo, de reliquia. Hasta que finalmente ayer me decidí a fotografiarlo y a indagar un poco más sobre el tema.





Meux's Original London Stout dicen las dos insignias de los lados, con la capa de re-pintura azul.

Investigando un poco, resulta que Meux era una marca de cerveza, concretamente Meux's Brewery Co Lt. Original de Londres, fundada en 1764. La compañía compró una cervecería, la Horse Shoe Brewery en el cruce entre Tottenham Court Road y Oxford Street, que por cierto, si bien recuerdo, ahora hay un Dorothy Perkins o alguna megacadena famosa. Lo curioso de esta cervecería, es que en su interior poseía una cuba gigante de casi 7 metros de alto, con capacidad para unos 3500 barriles de cerveza. En un momento dado, en 1824, supongo que uno de los amarres de semejante mole de cerveza falló, haciendo caer el contenido de la enorme cuba por el suelo y por tanto por la calle y los edificios cercanos. Hubo muertos por ahogamiento, por caida de escombros y hasta por embriaguez, según la Wikipedia. Tal fue la magnitud del desastre, que no tenían fondos suficientes para hacer frente a las consecuencias y acabaron cerrando el negocio para siempre.

Así que Meux, tipiquísima cerveza negra original Londinense se fue al garete. Cerveza que mató a 8 personas por ahogamiento, se vendía antiguamente en mi barrio.

Y es que mi barrio, a pesar de la sordidez quizá de sus habitantes, muchos de ellos borrachos, desempleados, madres adolescentes maleducadas y esos que hablan solos por la calle, fauna en general diversa que acude a comprar a Morrisons, hace que el barrio tenga más gracia. Porque sales a comprar, y tienes 5 kilos de cebollas por 1 libra y media en un supermercado turco, puedes comprar frambuesas baratísimas en un mercadito griego, tenemos carniceros musulmanes y dos Poundland seguidos para que no nos falte de nada. Porque ante todo, vivimos nosotros, los habitantes de la modesta casa de Isledon Road, que somos una pequeña familia y disfrutamos de una conveniente parada de autobuses justo delante de la puerta, y a menos de cinco minutos, Picadilly y Victoria lines, para que nunca nos falle el transporte de Londres.

Porque sí, ya somos una pequeña familia.

Pero seguimos con el otro lado de la calle, la historica Holloway Road. Calle que podría pasar sin pena ni gloria a los ojos de un turista de una semana, pero que resulta que es una de las principales arterias de la ciudad. Forma parte de la A1 y comunica con el Norte del país. Vendría a ser una A1 de Madrid, como una autopista de Barcelona o de A Coruña. Holloway Road, supuestamente llamada así por ser Hollow, es decir, profunda, aunque existen otras teorías. Cruza con Camden Road, que quién me lo iba a decir, pero vivo a tiro de piedra del famoso barrio de moda. Road que datan de 1300 aproximadamente y sube hasta Archway. Y resulta que sí, la propia estación de Holloway Road formaba parte de la colección de estaciones diseñadas (de nuevo) por Leslie Green. Estación que por cierto, se diseñó con el propósito de colocar una escalera mecánica en forma de espiral, a modo experimental y totalmente innovador para la época, y bueno, para ahora también lo sería. Lamentablemente, no se terminó de llevar a cabo.





Hacia abajo se llegaría hasta Highbury & Islington, comienzo de la zona bien ya cercana a Angel y cuyo público ya deja de ser tan peculiar como en el mio. Su antigua estación también tenía historia ya que la destrozaron en un misilazo durante la guerra en el 44, y la terminaron de tirar en los 60 para construir la Victoria Line. Una pena que sólo quede la fachada.



Siento la chapa hermanos.

lunes, 22 de noviembre de 2010

When the sun goes down

Hice la promesa de no ponerme mala en toda mi estancia londinense, al menos la primera etapa, pero lamentablemente no he podido cumplirlo. Hoy he salido a la calle después de día y medio de delirio casero y de sonambulismo pijamil. Hay que decir que el tiempo tampoco está acompañando mucho como para ir a hacer picnic al parque, pero tampoco tenía cuerpo de Ice Rinks. Es lo que tiene pasear un sábado por la mañana por Southbank. Humedad de esa que cala hasta los huesos y brumilla en el horizonte, pero conseguimos llegar a Borough Market, uno más de los de mi lista y que por fin puedo tachar.

Curioso el mercado este, parada de metro de London Bridge, a la derecha del Tate Modern, se trata de un mercado de alimentos en general. El caso es que como ya había mencionado antes, este mercado se caracteriza por sus productos artesanos, caseros y orgánicos. Tomates de formas raras, paté de setas y quesos unos encima de otros formando pequeños rascacielos. Faisanes y liebres colgados sin desollar, granola de todos los colores y vino caliente para no morir de pulmonía. Toda una experiencia para todos aquellos que seais amantes de lo curioso y la gastronomía y que afortunadamente, contradice el rumor de que los ingleses comen mal. Falso es, comen y pueden comer muy bien, pero efectivamente, puede salir un poco caro, pero es una gozada ver tanta variedad de cosas raras.






Tras el helador frío de la mañana, visita de nuevo a la Tate Modern para poder ver con mis propios ojos el campo de pipas. Impresionante imaginar el número probable aunque aproximado de pipas de porcelana por metro cuadrado y pensar que TODAS están hechas a mano.

Curiosity Cola en mano y Millenium Bridge cruzado, dirigí mis pasos hacia el Twinings Museum, o para entendernos, la Flagship, que me decepcionó un poco por su tamaño y porque no les quedaba más de mi amado y raro Ginger + Lemon tea. Tienda estrechita.




Y un poquito más adelante, buscando, logré encontrar la antigua Aldwych / Strand Station, que vendría a ser un equivalente de la estación de metro de Chamberí en Madrid, ambas cerradas por poco número de commuters y por lo cercana que estaba a otra estación. Quería verla por la curiosidad histórica y porque forma parte de uno de mis proyectos fotográficos nuevos, el de Leslie Green.



Muy cerca de la difunta estación, Somerset House, que yo decía que me sonaba, pero no sabía de qué. Lugar de la London Fashion Week (de esto me enteré al llegar a casa), en estas fechas alberga uno de los famosos Ice Rink de London. Y cuando pensábamos que nos habíamos colado dentro del edificio sin permiso, nos encontramos con una pequeña exposición del trabajo de Matthew Williamson y otra pagada de Dior. Es lo que mola de esta ciudad, que entras por equivocación en un sitio y acabas viendo algo que no te esperabas.





Para completar el dia y agravar mi potencial dolor de garganta y posterior Cold legendario, acudimos por fin al London Transport Museum, al que recomiendo enormemente ir. A diferencia de los otros monstruosos museos de la ciudad, en este hay que pagar, pero a pesar de las 10 libras con carnet de estudiante, podemos entrar a el durante todo el año, por lo que el coste se reduce bastante. Vagones antiguos de metro, olor a viejuno, fotos del pasado y fun facts de London. Una pasada y mucho más la tienda. Miles de libros para frikis como yo con todo lo relacionado con Londres, su transporte y la guerra.






Siete de la tarde y ya me quería morir. Pero para evitar la muerte, no hay nada mejor que una buena sopita inglesa de M&S o de Morrisons en su defecto, acompañado de una noche de bonding con los flatmates en el salón de la casita riéndonos todos juntos y contando historias para no dormir.

Lo se, doy asco, cada dia pongo menos palabras en español, pero por otro lado... de eso se trata.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Chicken Wing

Y todo surgió cuando encontré una bandejita de jamoncitos de Free Range Chicken en las estanterías de carne fresca de Morrisons. Que tras llegar a casa y ponerme a deshuesarlos, decidí que sería buena idea trocearlo junto con un puerro, y cuando me quise dar cuenta, el arroz basmati ya se estaba cociendo. Sin proponérmelo, la salsa de soja comprada en Tesco se asomaba por la tapa de la estantería, como queriendo decirme algo. Si señor, me había inventado una nueva receta.

Y os lo cuento desde mi pequeña habitación en forma de barco, con un café humeante recién hecho a mi lado, mi vela ilegal de Ikea encendida, y la pequeña estufita tratando de quitarme el frio que tengo en el cuerpo, a pesar de que son todavía las 16:40 de la tarde, pero ya está todo oscuro.

Con el mes que llevo aquí he aprendido a familiarizarme con la Kettle. Herramienta indispensable para todo inglés y que es prácticamente desconocida en España o en el resto de Europa, y que también forma parte de mi entrenamiento como futura buena inglesa y parte de las herramientas del ya mencionado Blend In. Electrodoméstico con el mecanismo más simple que un chupete ya que en el fondo no deja de ser una jarra grandota con una resistencia que caliente increiblemente rápido el agua. Y el caso es que no la necesitas en tu vida hasta que tras un par de usos descubre que no puedes vivir sin ella, y dejas de lado al microondas. De la mano de la Kettle viene el gran protagonista de estas tierras, el Té y comprendes la razón de su gran consumo. Cuando llegas a casa con el frío calándote en los huesos porque la umbrella no te ha servido para nada con el vientecito maldito, necesitas algo caliente en el cuerpo, pero sabes que las dosis de café deben tener su límite a lo largo del día, por tanto, la otra opción siempre será el Té o las infusiones. Y con qué calentamos el agua? Muy bien, con la Kettle. Taza por la mañana, taza tras la comida, taza tras la merienda y seguramente otra por la noche antes de dormir. Eso solo se aguanta tirando de tes e infusiones.



Algunos ya lo sabíais, pero desde hace unas semanas comencé lo que he titulado el Tube Project, que consiste en sacar una foto a todas las placas de nombre de los metros por los que paso, de alguna manera, haciendo de representación de las zonas de Londres que voy conquistando y ya conozco. Supongo que al final del proyecto, cuando consiga completar todas las estaciones de las zonas 1 y 2, trataré de hacer algún collage chulo con la geolocalización de todas las estaciones.



Otro proyecto fotográfico que me ha venido a la cabeza es también relacionado con el metro de Londres, pero en este caso, se trata de fotografiar las fachadas de toda aquella parada diseñada por Leslie Green, arquitecto icónico de principios de siglo XX encargado de construir muchas de las estaciones de metro, todas ellas caracterizadas por tener ladrillos creo que de terracota, y cuyos interiores fueron decorados con azulejos formando cenefas o el nombre de la estación en cuestión. Es otra forma de recorrer todas las esquinas de la ciudad.

Y por último, seguir con mi busca y captura de los Space Invaders en la ciudad.


No me miréis raro, hay gente que colecciona muñecas, cucharas o sellos del mundo...

domingo, 14 de noviembre de 2010

Blend in

Si vives en Londres en el fondo buscas colar por inglés/a y no por turista. Para ello es necesario hacerse con unos buenos brogues marrones, una bufanda gordita y unos guantes de lana. Todas las tardes, hazte con una copia del Evening Standard y búscate una funda nueva para tu Oyster. Notarás que lo has logrado cuando más de una persona te pregunte por direcciones en la calle, y te sentirás aún más realizada si encima eres capaz de contestar correctamente.

Y es que para poder ser capaz de responder a las preguntas de los transeúntes hay que conocer Londres. Apúntate a todas las actividades gratuitas que haya, visita todos los museos, y pisa absolutamente todas las estaciones de metro disponibles. Me siento realizada tras haber servido de guía a más de 4 ingleses y por haber sido confundida una vez por una dependienta de una tienda. No es mucho, pero significa que voy por buen camino, supongo xD.

Cambio de estación, y aquí tiran cohetes y lo celebran. La pena es que los cohetes aquí no son tan espectaculares como en cualquier pueblo de España. Too bad, pero bueno, no deja de ser una excusa para salir a la calle a pesar del frío y conocer partes nuevas de la ciudad. Como el otro dia, en el primer intento de darle una oportunidad a los fuegos londinenses, acudimos a los de Victoria Park, parada Bethnal Green y de paso conquista de una zona nueva. Era ya de noche y hacía mucho frío, pero llegamos a tiempo para ver algo. Es una pena que duraran tan poco y tuvieran tan poquita intensidad. se echó mucho de menos la traca final que efectivamente anuncia el final del festejo. En este caso no quedó claro cual era el último, ya que la gente, los particulares, siguieron tirando fuegos sueltos, casi de la misma intensidad de los oficiales. Sin embargo, el mejor momento de la noche surgió cuando los espontáneos se pudieron a lanzar al aire preciosísimos farolillos japoneses de papel, que subían lentamente hacia arriba y amenazaban con chocar contra los helicópteros de la policía londinenses, pero al final, mucho más agradables de ver que los escasitos fuegos.





A pesar del festejo con sabor a poco, todavía tenía un as bajo la manga y pensaba que los fuegos del Lord Mayor's Show. Celebración de sábado con "parade" incluida en la zona de Southbank que prometía mucho. Acudimos todos presurosos ayer por la tarde, pero lo que nos esperábamos es que, una vez más, el metro de Londres nos fuera a fallar. Pero era normal, fin de semana en esta ciudad significa que cortamos todas las lineas de metro, descaradamente, hacíendo dificilísimos los traslados por la ciudad. Yo creo que si realmente quieren hacer engineering works, les compensa mucho mas cerrar todas las lineas de metro y no hacer el ridículo habilitando únicamente ciertos tramos medianamente importantes. Tras por lo menos 4 transbordos y haciendo un recorrido de 15 minutos en una hora, llegamos a Waterloo y por supuesto, los fireworks ya habían acabado. La buena noticia es que como en la anterior ocasión, tampoco nos habíamos perdido nada. Así que en su defecto, decidimos hacer un minirecorrido turístico por la orilla del Támesis, y disfrutar del ambientillo post-festejo. Nos esperaba el London Eye iluminado y una preciosa vista de la abadía de Westminster.







El momento OMG del dia llegó cuando cercanos a la hora de merendar española, con un frío de narices y los pies helados, nos encontramos con un puesto de gofres y donuts calentitos, al que no nos pudemos resistir. 5 rosquillas por 3 libras, que al final se convirtieron en 10, y aquello fue la cosa más deliciosa de toda mi estancia en Londres hasta el momento. Calentitas. Tuvimos que huir de allí corriendo para no comprar más y morir de ataque al corazón por exceso de colesterol.

Para quitarnos la pena post azúcar, unas cervecitas en un bar/restaurante texano de Trafalgar Sq, y como el frío seguía siendo inevitable, cogimos la linea 29 hacia casa. Por el camino tomamos la decisión de, de nuevo, quitarnos el frío a base de comida, y en esta ocasión, haciendo una cena 100% latina, con plato estrella de tortilla de patata ultraespañola. Nos bajamos en Seven Sisters y acudimos al Off-licence de confianza para hacernos con provisiones, bueno, más bien ingredientes.

He aquí el resultado: