jueves, 24 de febrero de 2011

Don't rain on my parade



Vivir con presupuesto de estudiante es algo vital y necesario en esta ciudad. El abanico de posibilidades culinarias es enorme, pero no siempre affordable. Cuando llegué aquí me cegaba la variedad de sandwiches que me ofrecían las tiendas tradicionales inglesas, pero el hábito a ellos ha hecho que ya no los elija tan frecuentemente.

Mítico es el Meal Deal de todos los supermercados, siendo el más económico Tesco, quedando Eat o Pret como las alternativas más caras. El Meal Deal es la opción más recurrida, sobretodo al medio día, por 2 libras, podemos comer un sandwich hipercalórico, unas patatillas/chocolatina/bolsa de fruta y un refresco/zumo/agua. M&S lo ofrece por 2,95 y Sainsbury's y Boots por unos 3,95. El truco de muchos de ellos está en que no todas las variedades de sandwich entran en la oferta, sólo una selección. Que si, que ofrecen alternativa hasta para los Vegs, pero cuando todas las semanas recurres al famoso menú, llega un momento que ya has probado todas las variedades posibles incluso cuatro veces. Y es cuando hay que empezar a ser creativos.



La programación del Sky Tv que tenemos es tan lamentable que nos ceñimos a ver la BBC, House under the Hammer, Friends a todas horas y Food Chanel. Da la impresión de estar desarrollando todos algo cercano a un trastorno alimenticio por ser este último el único canal que vemos prácticamente, pero es que los programas de subastas de antigüedades rancias ya no nos llenan y así al menos aprendemos a cocinar. Y es que señores, comer fuera sale caro y debemos ingeniárnoslas para comer decente, sano y barato.

Cuando te acercas a la zona de Poultry de Morrisons y ves como coges y automáticamente dejas bandejas de pollo, una tras otra, de nuevo en la estantería, cuando te das cuenta de que inconscientemente te estás convirtiendo en vegetariana. Volviendo atrás en mi memoria, mis menús diarios consisten en Red Lentils, espinacas, Salad Cress, champiñones, chickpeas, judías, hummous y el atún se prueba cuando te quieres dar un homenaje y has pasado por delante de Lidl. Aquí lo prohibitivo son las pechugas de pollo, no la cerveza. Es gracioso darse cuenta de que en condiciones normales, back at home, no comerías ni la mitad de verduras y legumbres que estamos comiendo aquí, pero que misteriosamente ocurre, que las compramos voluntariamente. Cena de lentejas rojas.



Para empeorar un poco la situación, hay que tener en cuenta lo que ya comenté anteriormente. Las cosas caducan misteriosamente rápido en este pueblo. El pan de molde unos escasos 5 días. Pero tenemos un arma secreta a nuestra disposición: EL CONGELADOR. Y no es que me guste comer platos congelados, pero cosas como el pescado fresco o el pan de molde, es imperativo congelarlos. Estas fechas de caducidad no permiten tener un stash en el cupboard disponible para tener un colchón de un par de semanas. Es como si te obligaran a comerlo todo en el mismo día, a darte el entripado, o más bien se debe a que todo es más "local" y tiene menos conservantes. El caso es que es necesario poner en juego el ingenio y planear ahead los posibles menús de la semana, otherwise, nos veremos obligados a darnos el paseito al Tesco Express todas las tardes.

Pero el momento más deseado por nosotros, los students, es la hora del Reduced. Esa media horita antes del cierre, donde los clientes nos volvemos aves de rapiña al acecho. Es el momento en el cual aparecen las llamativas y codiciadas etiquetas amarillas de reducción de precio de productos. Productos que probablemente jamás compraríamos en condiciones normales pero dado su enorme descuento, nos tiramos a la piscina para probar nuevos currys thailandeses, pie ingleses o cualquier marranada variada que nos pongan a nuestra disposición. Momento feliz del día en el que nos hacemos con una ganga y volvemos a casa mostrándolo como si de una medalla se tratara. En el fondo es la misma sensación que en las terceras rebajas, cuando encontramos en Zara el abrigo carísimo que llevamos codiciando todo el invierno a 5 libras, en nuestra talla, en una esquina abandonado. Pues lo mismo. Pero de nuevo, debemos poner precaución a las fechas de caducidad.



Sin embargo, si hay algo tremendamente gratificante, es el hecho de dominar los precios del mercado. Eres totalmente Londoner cuando eres capaz de determinar los lugares estratégicos para comprar X producto al mejor precio y en tu lista salen más de 4 establecimientos distintos. En X calle compra la fruta por boles, en Morrisons siempre busca la oferta de 2x2 pintas de leche fresca, en Poundland compra el jabón de lavar, en 99p los huevos. Dominar el mercado es esencial. Requiere ingenio y maestría, y en el fondo, es una manera de ejercitar la memoria.

2 por 4,50 en champús y acondicionadores de Tresemmé en Boots.

Las bolsas de plástico de la compra no se tiran. Se guardan cuidadosamente en un cajón para usarlas de bolsas para la papelera, o de cling film para tapar los alimentos incluso. Se debe dominar el arte de doblarlas en triangulitos para llevar siempre una en el bolso y que los de Marks & Spencer o Lidl no nos cobren por una. Y no es que se lleve ser ecológico y environmentaly friendly... no, es que somos ahorradores.

No os olvidéis de haceros con todas las tarjetas de fidelización...


sábado, 19 de febrero de 2011

Brianstorm



Os he contado ya mil veces lo feliz que estoy de vivir en esta ciudad. Lugar donde cada día que me lanzo a la aventura encuentro esquinas que me gustan más, nuevos caminos, o añado una pieza más al puzzle mental que implica conocerse más o menos bien el mapa de la ciudad. Y de nuevo me doy cuenta de que no he visto ni la mitad de la ciudad, justo cuando paso por lo que creo que es el Wellington Arch, sentada en un National Express y viendo lo repreciosas que son las casa por esta zona. Vale, estoy justo en Knightsbridge Street. Veo las lucecitas de Harrods. Pero bueno, es la misma brasa de siempre. Cada vez me gusta menos el Londres de las guías de viaje. Me gusta el Londres de las calles que pasas por ellas y piensas que definitivamente te quieres quedar a vivir allí. El Londres de callecitas por las que harías turismo de escaparates a diario.



South Kensington es increíble...

Pero lo que realmente quería contar es que creo que poco a poco voy recuperando mi rumbo. El nuevo pseudosemestre me ha inyectado una buena dosis de lo que llevaba perdiendo desde el año pasado: las ganas de aprender. Efectivamente el curso empezó bien flojo, pero no hay nada mejor como unos buenos profesores y una buena ración de integrales para devolverme a la memoria las razones por las que me metí a estudiar ingeniería.



El conductor del autobús casi nos ha matado en un mega frenazo. Casi me pongo a escribir, Lili murió en Cromwell Road con su Mac en el regazo...

A lo que iba. La esperadísima clase de moldes, de más bien Injection Moulding. Por fín tocando la materia que realmente todos hemos venido a aprender. El nombre del profesor no lo recuerdo, y sinceramente, no he puesto atención, porque me interesaba más la materia. Reología, flujo del polímero fundido, canales, juntas. ((Uiss, estoy viendo Earl’s Court)). Y mientras miraba las figuras de preformas Naturally y Un-naturally balanced me han venido a la memoria todas esas ecuaciones que estudié en la carrera y que daba ya por olvidadas. Ecuaciones de caudal, fluidos newtonianos, fluidos que siguen la ley de la potencia y sí, esas ganas de ser ingeniera, de ver procesos, de ver máquinas moviéndose, de la manufactura, todo eso ha vuelto a mi. Vino cuando el día anterior lo daba por medio perdido, cuando nos dieron las listas de títulos de miniproyectos. En ese momento pensé que ninguno me llamaba la atención, que eran todos casi puramente experimentales de laboratorio, pero tampoco me importaba mucho que ninguno fuera de diseño. Y ahí fue cuando pensé, m****! Qué ha pasado conmigo? Todo esto antes me encantaba. No tengo ningún objetivo fijo... Y cuando me levanté al día siguiente pensando que debería buscar un target, un goal, surgió la clase de moldes.

Clase que ha resultado en efecto una maravilla. Estamos todos de acuerdo en que nos ha encantado, y la clase, además de ser interesante, ha sido divertida. Sobretodo por la mañana, más bien parecía un monólogo de ingenieros nerds.

Así que si. Devuelta de nuevo al cauce, vuelvo a ser ingeniera de sentimiento, y me lanzo a darlo todo.



Y creo que lo que más me gusta de este Máster, es que increíblemente, estoy siendo capaz de enlazar lo aprendido en la carrera, que pensaba que era un pozo sin fondo hacia la petroquímica, con mis queridos, pero abandonados metales.

Creo que lo que me ha dado fuerza ha sido cortarme de nuevo el flequillo.


Cogemos la autopista...

miércoles, 16 de febrero de 2011

First I was afraid, I was petrified



Os escribo refugiada, desde mi nuevo castillo. Hace frío fuera y Londres me engaña. Por mi nueva ventana entran unos sospechosos, aunque estupendos rayos de sol, que me hacen pensar que ya va siendo hora de cambiar la umbrella por las sunglasses, pero es todo una ilusión. Se me había olvidado ya lo que era tener que achinar los ojos por exceso de luz. Pero sólo dura unos segundos. Y vuelven las nubes. Pero lo malo no es que me pille desprevenida sin el paraguas encima, sino que pienso que ya hay por lo menos 15 grados, cuando siguen siendo 8 con airecillo mortal. Tampoco es que eche de menos el sol, de hecho, creo que se me había olvidado, pero salir a la calle y pasar frío no me convence.



En efecto, por fin me cambié de habitación. Ahora resido en el minicastillo de al lado. Y a pesar de que aparentemente las ventanas son exactamente las mismas, el hecho de no vivir en un barco hace que parezca que tengo una habitación enorme. Enorme es mi nuevo armario. Enana es mi nueva mesa. Pero tengo estanterías y paredes de verdad donde POR FIN, poder apoyar un espejo. Ahora me gusta descansar en mi habitación teniendo como única distracción los peatones y los double-decker que veo por la ventana, apoyando las manos sobre el radiador calentito, mientras veo como los demás pasan frío fuera. Si, soy cruel.





Pero cambiando de tema, he de comentaros que he aprendido una lección muy importante en las últimas semanas. Esta ciudad avanza más rápido que el Correcaminos de los Looney Tones, a pesar de que le ponga trampas. Si quieres algo, hazte con ello en el momento o no lo tendrás jamás. Y es que a pesar de que llevo diciendo que quiero ir a algún concierto en esta ciudad, nada más y nada menos que TRES veces lo he intentado, y por TONTA, me lo he perdido. Hermanos, si véis las entradas a la venta, COMPRADLAS! Si hay que ir solos, se va, pero no perdáis la oportunidad y menos si está a buen precio.

En fin. Febrero. Nuevo semestre, que realmente no entiendo por qué lo llaman semestre cuando en realidad es cuatrimestre. Parece que nuestras quejas han sido escuchadas y las nuevas asignaturas parecen contener toda la chicha que estamos esperando aprender. Afortunadamente nos han movido todas las clases al Campus Norte, lo que me permite ir a clase andando si me apetece, aunque lamentablemente nos han pasado todos los libros a la biblioteca del centro. Es una larga historia pero bueno, no todo podía ser perfecto. Ya me he encargado de expresar mi malestar sobre el caos inter-campus en la National Student Survey, llevada a cabo por el sindicato de estudiantes, que por aquí tiene mucha fuerza (como bien habéis visto en las noticias).



Pues bien, este semestre lo comenzamos con Design and Manufacture, con los profesores ya conocidos, con los que estudiaremos más en profundidad los polímeros más utilizados y le seguiremos dando duro a la mecánica y los momentos de inercia. Y quién me lo iba a decir a mi, pero es en esa clase de mecánica cuando mejor me lo paso. Es como si me gustara sufrir resolviendo integrales o algo. Nos añaden unas clases extra de Mould Flow, para aprender a manejar software de flujo en moldes. Project Management, con la que aprenderemos a hacer complejos diagramas de Gantt para manejar y organizar proyectos. Pero lo mejor de esta clase es el profesor. Habla mejor inglés que los locutores de la BBC y hace la clase realmente interesante. Sabe perfectamente cuando cambiar de tema al mínimo amago de bostezo. Por último Research Methods, que es un poco cajón de sastre, donde aprenderemos what it takes to realizar nuestro proyecto fin de carrera en verano y supongo que tocaremos algo más de laboratorio.



Así que eso es lo que me espera este cuatrimestre. Más acción, más assignments semanales aunque individuales. Y con un poco de suerte, en junio, una visita a las instalaciones de Coca Cola en Edmonton para aprender sobre el Injection Blow Molding de las botellas de refresco.



viernes, 28 de enero de 2011

Riot Van




Pasaron las navidades. Ya no queda nieve. Han quitado las luces y quien esté ahí arriba, ha rebajado un poco el frío para darnos un poco de tregua las semanas siguientes a su vuelta.



Afortunadamente todo sigue igual. Sigue habiendo borrachos por mi barrio, el metro los siguen cortando abundantemente los fines de semana y Tesco sigue rebajando productos antes de que acabe el dia. Bueno, realmente no todo está igual. Ya en navidades, la compi india de la casa nos decía adiós con la manita para cambiar Londres por Bombay, para comenzar una brillante, espero, carrera profesional en su tierra natal. Pero regresó para despedirse y saldar cuentas pendientes. Hace un par de noches, mi vecino de habitación también nos comunicaba por email que se despedía de Finsbury Park para trasladarse a otro Borough de la capital inglesa. Y me da pena tener que despedirme, son los dos con los que más hablaba de la casa, pero la vida sigue. La vida da muchas vueltas y lo mismo me presento en Mumbay este octubre para dar una vuelta. Y es que ya escuché de boca de alguien que ahora mismo no recuerdo que Londres es una ciudad de paso. De people that come and go. Cuando te pones a escarbar un poquito en la vida de la gente, porque no todo el mundo te lo cuenta, muchísima gente ha pasado un periodo corto de su vida en esta ciudad. 'Yo fui a estudiar inglés un verano", "yo estuve 3 semanas de intercambio", "me fui un año a la aventura a trabajar allí". Porque unos van y otros vienen, otros se quedan, y yo todavía no se lo que haré. Pero todavía es pronto.

Para ser justos con la balanza, dos que se van, y una amiga que entra a mi casa. Nunca te esperas que las cosas se crucen así en su camino, pero igual que yo jamás hubiera dicho por estas fechas hace un año que yo ahora mismo estaría escribiendo desde la biblioteca de la London Metropolitan University, tampoco me podría imaginar que acabaría viviendo fuera de mi país con una de mis compañeras de carrera, y eso me encanta. Me encantan las sorpresas agradables que te da la vida. Todavía me sorprende descubrir lo pequeño que es el mundo, que hasta te puedes encontrar a tu ex-novia de cuando vivías en Sevilla en un parque del centro de Londres (true story).



Ya era hora de volver a escribir. Es el precio que he pagado a cambio de no tener exámenes, me ha tocado hacer unos 5 trabajos en grupo de los que todavía no tenemos noticias y que espero que están correctos y altamente aceptables. Ya es caótico en sí tener que hacer un trabajo en equipo, como para encima tener que pensar en inglés y convivir con gente de distintas culturas sin morir en el proceso. Ha sido duro pero lo hemos conseguido.

Metal to Plastic conversion. Partiendo de una escalera de aluminio, hemos diseñado una de plástico, y aunque algo chapuceramente, no nos ha quedado mal. Hemos elegido Polipropileno reforzado con fibra de carbono al 30%. Creo que nos salía fabricarla por unas 23 libras. No está mal.
CE Marking. Sólo a mi se me ocurre tomar un iPod Shuffle como ejemplo para este otro trabajo. Tener que sufrir leyendo Directivas, Estándares, normativas... menudo tostonazo, pero creo que no se me olvidará nunca.
Reverse Engineering. Nos dieron una linterna de plástico y teníamos que analizarla a la inversa. Realizar pruebas, dibujar sus planos de las piezas en Autocad y para acabar concluyendo con que está principalmente echa de Polyestireno.
En Managerial Work hemos sufrido. Es de esas asignaturas que más bien sirven de clase de inglés pero que son duras duras de seguir por la mañana temprano, así que nos hemos centrado en el tema de la Motivación. Teníamos que hacer entrevistas a distintos Managers y analizar con la teoría sus formas y estilos de gestión. Y luego presentación. Otro challenge. El segundo trabajo ya era individual, y en este caso nos centrábamos en los cambios organizacionales, never seen before, pero creo que lo he acabado entendiendo, poniendo como ejemplo, como no, a Apple Inc. xD



Y es que debo confesar que a pesar de que pensaba antes de navidades que no había aprendido absolutamente nada en este primer semestre, debo confesar que si he aprendido, aunque no como yo me esperaba. Me doy por satisfecha, pero le pido más ciencia y mecánica al semestre que viene. Espero que nos vayan dando información sobre el proyecto fin de carrera.



Como bien sabéis, desde que estoy aquí, aumentó mi sed por el conocimiento y el saber, y he tomado la decisión de comenzar a aprender Hindi. Teniendo en cuenta que inglaterra es la cuna del Tikka Masala, aunque parezca mentira, tanta influencia hindú, tanto por parte de mis compañeros de clase como en la ciudad en si han sido los culpables de tomar esta decisión. Que no se asuste nadie, sólo pretendo aprender a hablar, o al menos a expresarme medianamente. Porque sí, tengo pensado, si todo se da bien, al acabar el máster, acercarme por esas tierras lejanas, a pisar por primera vez Asia como continente, y la República de la India un par de semanitas y demostrar que he aprendido en estos pocos meses. Es un proyecto, pero me apetece.



Quiero ir a un concierto. Pero creo que voy a ir sola.




Pero no me importa.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Frying Pan Alley




Fin de la primera parte de mi aventura Londinense. Hoy día 20, mi última comida, mis últimos platos fregados a mano, y el Henry recién pasado para que cuando vuelva en enero siga sintiéndome como en casa.

Última semana y ha sido de las intensitas. Por fin con nuestro equipo de trabajo de la universidad, hemos logrado llegar a un punto de concentración en el que los assignments nos salen casi seguiditos. No cuesta quedar, ya sabemos que mañana a las 10 hemos quedado en la salita de sofás del departamento de polímeros y dejaremos los archivos actualizados en Dropbox para continuarlos al día siguiente. Y cuando pensaba que ya no me encontraría con la chini ni con nadie de mi primera semana de estancia británica, me encontré en los pasillos de la London Met con Phillip, uno de los senegaleses con los que comencé el curso, y que pensaba que estarían en mi clase, pero pertenece al Máster de Polymer Science. Me reconoció y yo a él, y tenía curiosidad por saber qué tal le estaba yendo. Resulta que va a clase con el chico de Nepal y compañía con los que ya nos habíamos cruzado un par de veces y que no hacen más que decirnos lo mucho que sufren con la chicha que les están dando. Digamos que mi máster es una versión edulcorada del suyo. Lo que más me gustó de encontrarme con él es darme cuenta de que el primer dia me tenía que repetir las cosas 5 veces y no le entendía absolutamente nada (realmente fue al dia siguiente de llegar aquí por primera vez), y sin embargo esta vez estuvimos conversando sin ningún problema. Buena señal, puedo confirmar que estoy mejorando mi inglés, y me encanta. Lo que no se si es tan bueno es que ya me han dicho varias personas que tengo acento americano y me temo que la culpa la tiene The Big Bang Theory y la MTV.



Para ponerle el broche a estos primeros meses, nos fuimos a celebrar nuestra mejora en el trabajo en equipo y las navidades, nuestro equipo, nuestra clase de Master de Productos Plásticos, los cinco, a East Ham, a un restaurante indio, indio de verdad. Con lo que no contábamos era con la gigantesca nevada que comenzó a caer cuando me empecé a planchar el pelo lista para salir. Una vez sentada helada de frío en el vagón de la District Line, me di cuenta de que el metro ya underground sino overground, y que el paisaje que vería a partir de ese momento era una pura masa blanca de agua helada que me evitaría reconocer nada de lo que estaba por esa zona. Y me empecé a plantear que estaba yendo hacia zona 3, hacia el Este de Londres, a una zona desconocida y que no sabría reconocer porque estaba toda uniformemente pintada de blanco. Pero el problema no sería reconocer mi geolocalización, sino que como ya hemos aprendido, nieve en Londres significa que las líneas de metro se van cortando, y nieve en la calle significa que los autobuses tampoco ruedan, o ruedan mal. Seguí sentada en aquel vagón intentando no agobiarme por mi posterior vuelta a casa y trataba de pensar sólo en la comida que iba a disfrutar. ARAVANA BHAVAN. Conocido y reconocido por los indios de la india. Muy rico, si señor.



(estoy escribiendo esto en el avión y la presión por la altitud, sumado a que sufro secuelas de la fiebre, está hacienda que me duelan terriblemente los oidos, pinchazo pinchazo, arrggggg)

Pero volviendo al tema de la nieve… Malditas bajas temperaturas, que como bien estoy estudiando, afectan a la temperatura en servicio de mi componente, y en este caso mi componente eran mis amadas botas militares, cuya suela debe estar fabricada en un polímero con temperatura de transición vítrea por debajo de la temperatura ambiente, pero tan baja debe ser que probablemente los -3ºC del sábado hicieron que el material pasara a su estado sólido-frágil provocando una fractura en ambas suelas y una posterior entrada de agua en mi calcetín. En otras palabras: botas baratas = suela rota. Poco han durado.



(los pinchazos auditivos están menguando)

Ya lo comenté hace tiempo, pero me ha vuelto a ocurrir ahora, redescubrir lo bueno que tiene viajar uno solo. Es el momento de enfrentarse al toro, o en este caso a coger un autobús de Terravision por primera vez a la salida de Liverpool Street Station y rezar para que realmente te lleve a Stansted y llegue a la hora deseada. Y por el camino resulta que alguien te pregunta en ingles si ese autobús, esa parada va a Stansted y le contestas en Español. Que el mundo es muy pequeño y muchos somos los españoles por el mundo. Y resulta que el chico que me pregunta me acaba contando que llega justico a coger el avión. Que vivió aquí durante 7 años y ahora vive en Bermudas, dando clase de español a niños y le encanta. Y Bermudas es tan pequeño que se conoce a todos los habitantes españoles del país y los podría contar con las manos. Le gusta pero tampoco se quiere quedar mucho tiempo allí. Y justo cuando iba a preguntarle que si había salido en Madrileños por el Mundo, surge con la conversación y me confirma que en efecto, él y los españoles contados con las manos también aparecieron. En cuanto llegue a casa busco el episodio.



Se nota un montón quienes somos españoles y quien no, y desde que estoy aquí lo reconozco más. Lo que no termino de entender es cómo un no-español es capaz de recnocernos en menos de 5 segundos. Tanto se nos nota en el acento? El tio de la caja de Boots me lo ha reconocido también, pero él era Portugués, y me dijo: “Como decía mi abuela, distina mierda pero mismo aroma”. Me he tenido que reir, mucho, obviamente.



Me he comido un sandwich de Pret en el aeropuerto para celebrar que no comeré más sandwiches ingleses hasta el año que viene. Luego me he ido a la cola de la puerta de embarque. Cuando estábamos todos asados como pollos con 5 capas de abrigo encima y próximos a la hora de despegue y todavía en la terminal, alguien ha gritado PUERTA 41 ÚLTIMA LLAMADA!!!! Teniendo en cuenta que estábamos esperando en la 48, como bien decían las pantallas del aeropuerto, visualizad la estampida a modo Jumanji hacia la puerta…

Me hubiera encantado traer unos Christmas crackers a pesar de que son la mayor estafa inglesa del mundo, pero las normas europeas de aviación me lo prohíben.

Feliz navidad.

lunes, 13 de diciembre de 2010

One turkey, two sprouts

El dia que casi me quedo calva.





Fue llegar aquí, a esta casa y se me empezó a caer misteriosamente el pelo. Se lo achaqué al agua, pensaba que el agua londinense era mala y no me terminaba de limpiar el pelo. Bote y medio de champú más tarde, a pesar de remedios caseros de huevo y pastillas fortalecedoras de piel y uñas de Boots, me he dado cuenta de cual era el problema. Y está relacionado con mi post anterior. En efecto, productos de mala calidad, en este caso de Poundland. Está visto que por mucho que estés comprando Schwarzkopf, estás comprando por 1 libra y mi querido cabello se empezó a quejar. Misteriosamente, con tan sólo aumentar mi presupuesto a una libra más por bote y cambiar a Tresemmé (sin querer hacer publicidad), el agua de Londres se ha vuelto misteriosamente agradable y mi pelo está más contento. No quería alarmar a nadie con mi situación, llegué incluso a pensar que no estaba comiendo suficientemente bien, pero la culpa la tenía el presupuesto estudiantil de cosméticos. Bote, irás a la basura, y con mucho gusto.

Tras el mini-infarto del mes por la generación espontánea de bolas de pelos en la moqueta, toca darle paso a la gran cena de navidad en casa. 10 personitas a las que alimentar con una proper english Christmas Diner.

La cena de navidad inglesa consiste en pavo, verduras varias asadas y/o cocidas, patatas y postre a su elección. La compra de navidad se organizó toda el sábado pasado. Acudimos a Green Lanes, al otro lado de Finsbury Park y de paso aprovechamos para cruzarlo, territorio desconocido para mi hasta el momento. La nieve todavía no se había derretido y las pequeñas y orondas ardillas no autóctonas, las grises, se acercaban a nuestros pies para que les diéramos la merienda del dia. Pero NO. Malas. Las buenas y auténticas son las rojas.

En fin, Green Lanes, zona medio desconocida para mi, aunque tuve la oportunidad de visitarlo unos dias antes por casualidad por mi afán investigador de encontrar Sainsbury's u opciones distintas a Morrisons por la zona, y también, más que nada, porque parece que Londres acaba para mi en Finsbury Park, cuando en realidad hay todavía mucho mundo por descubrir más arriba del código postal de N7. En fin, zona más animada, mucho más que Seven Sisters, llenita de tiendas sobretodo turcas y griegas, donde parece que compiten para tener el mendrugo de Kebab más grande pinchado en el horno vertical y los escaparates de dulces y baklavas dan ganas de mandar a paseo las coles de bruselas de la lista de la compra. Una vez evitada la tentación, nos hicimos con cantidades ingentes de zanahorias, patatas, parsnips (nabo), coles de bruselas, brocoli y vino de 3 botellas por 5 libras.

Es gracioso (y totalmente respetable) el concepto tan diferente de cena de navidad de los ingleses frente a los españoles. Nosotros nos pegamos por un cordero, o el marisco y las cosas exóticas y aquí tiran por las verduritas, curiosamente, de las que menos gustan en España como son las coles de bruselas, el nabo y el brocoli. Pero bueno, continuando, y con todo comprado al peso y con mejor pinta que en los centros comerciales habituales, regresamos a casa con mucha hambre para dejarlo todo preparado para el dia siguiente. Otro de los compañeros se encargó de hacerse con el "bebe". Un PEQUEÑO pavazo de 8 kilos congelado que fue directo a la piscina del fregadero para que estuviera listo para el dia siguiente.

Domingo, 11 de la mañana y comenzamos a preparar los ingredientes para la Carrot Cake del postre. Mientras tanto, el equipo de pela y corta se encargó de la preparación de los vegetales y su colocación en los distintos hornos. El plan era comenzar tarde a pelar-cortar para hacer una comida tardía / cena temprana. Obviamente, ante el olorcillo y la tentación de las zanahorias crudas, no pudimos resistir a comer algo (lo confieso, media pizza) al medio dia para no morir starving hasta las 7.

Receta curiosa, zanahoria y nabo rebozado en miel y al horno hasta alcanzar tenderness, increíblemente rico e inusual.

4 horas antes de la hora oficial de la comida, el "bebe" se metió al horno, previamente habiéndonos cerciorado de que el animal cabía en nuestro flamante nuevo horno. Mientras tanto, últimos toques a las verduritas, preparación del Gravy natural y de las bolas de stuffing para acompañar. El stuffing por cierto, que viene a ser algo parecido al relleno del cocido madrileño, bolas de miga de pan con especias que no recuerdo y caldo de lo que se esté cocinando.






RIIIIIIIIING. Suena el timbre del horno, el bebé está morenito. Todos a la mesa! Y aquí nos esperaba la segunda tradición curiosa inglesa. Los Crackers. De nuevo, decepción por parte de Poundland, pero bueno, qué se puede de esperar de 8 crackers por 1 libra? Para los despistados, los crackers son unos pequeños paquetitos cilíndricos, de los cuales se ha de tirar por ambos lados, entre dos personas a ser posible, y una pequeña cantidad de pólvora escondida hace que suene un PLAS al tirar y romperlos. La gracia es que dentro se encuentra una coronita, un regalito chorra (en este caso LAMENTABLE y minúsculo) y una broma o chiste (siento si mi descripción no es 100% acurate). Pero bueno, nueva tradición aprendida y aceptada con mucha curiosidad.

A comer!




Sobró turkey para 2 días y después de cenar nos tuvimos que hacer el camino de Santiago para poder digerir tanta cantidad de comida.



Feliz navidad!!

viernes, 3 de diciembre de 2010

50% Veg



Aquí me encuentro sentada en mi silla, bajo la luz de la luna, y de mis luces de LED y de mi lámpara de Argos, bebiéndome mi amado té de Lemon & Ginger. Y es que trato de entrar en calor porque las temperaturas fuera de nuestro pequeño oasis hogareño se están empezando a hacer insoportables. Ha llegado un punto en el que la estética deja de ser algo importante y ya las capas de lana gorda se acumulan una encima de otra, no importa del color que sean. De hecho mi mejor amigo ahora mismo es un gorro orejero, el cual acompañado de mi enorme abrigo verde, parezco una niña pequeña a la que hay que darle un caramelo. Pero me da lo mismo, porque las orejas duelen del frío y prefiero no tener neumonía.

Después de más de dos meses haciendo la compra casi a diario en este país, voy viendo de qué pie cojean los británicos. Para empezar, las cosas frescas parecen ser más naturales que las españolas, que no significa que sean más sabrosas o mejores, sino que llevan menos conservantes y por lo tanto, sólo tienen unos pocos días de caducidad. En el caso del pan de molde, si bien recuerdo, es de tan solo 3 días. Hablando del pan de molde, aquí no existe lo del pan sin corteza. La opción más acertada para actuar frente a la inminente degradación del pan es por tanto, meterlo en el congelador e ir cogiendo rebanadas tal cual se vaya necesitando. Y no sólo el pan caduca, todo lo fresco, patatas, cebollas, etc, se estropea a una velocidad vertiginosa por algún extraño motivo. Probablemente por el grado de humedad en el ambiente, pero me tiene anonadada que una patata se haya puesto pocha en una semana, cuando en Madrid, más bien lo que ocurre es que le empiezan a salir nuevos brotes, eso sí, tras 4 semanas at least.

El problema número dos es que no tienen salsa de tomate, tomate frito, tomate Orlando, NO TIENEN. Todo ser español que conozco viviendo en estas tierras, yo incluida, hemos probado todas las variedades disponibles en Tesco, Sainsbury's o Morrisons y nada se le parece. Gran inconveniente porque es horrible cocinar pasta usando tomate pelado con olivas, o tomate triturado insulto o con concentrado de tomate, que es tomate en formato de pasta de dientes.

El tercer inconveniente es que aquí lo malo, es muy malo. En España recuerdo perfectamente comprar la marca blanca de Carrefour, sin absoluto problema, porque sabe igual que cualquier otra marca mucho más cara. En este país, si te arriesgas a comprar el producto Value, te arriesgas a comprar basura muy seria. Se nota mucho mucho y yo creo que no debería.

La cuarta estafa británica es el Washing Up Soap, o el Fairy, para entendernos. Compra cualquier otra marca que no sea Fairy, y te encontrarás con que tienes que echar medio bote para fregar una simple sartén. Recuerdo en España los anuncios de jabón para platos, que te dicen que con sólo una gota vale. Y en este caso, compraras Fairy, Mistol o Carrefour, lo de la gota se cumple. Pero aquí no. El jabón barato no limpia, queridos. Ya decía yo que no me daba alergia en las manos. Normal. Tampoco limpia.

Después de cuatro inconvenientes, no todo lo que tengo que decir sobre las groceries británicas es malo. Los estudiantes o pequeños trabajadores con frecuencia buscamos la zona de productos rebajados, inexistente en España y que suele tener pequeñas gemas valiosas. No deja de ser el lado del estante con los productos que caducarán mañana y muchas veces no interesan por ser platos preparados de alto contenido calórico, pero un dia te encuentras que el pan, un buen Warburtons Seeded Batch Loaf, que suele costar 1.50 pounds te lo han puesto a 0.45 porque caduca mañana. Gracias Tesco, compraré dos y los congelaré. Otras veces no es que el producto caduque mañana, sino que la lata está golpeada. Pues también lo rebajan. En Madrid recuerdo como tiraban las mermas a la basura. Una pena.

Y cuando te pensabas que en Londres no había nada barato, te encuentras en el barrio de Angel, un restaurante indio 100% vegetariano con buffet libre por 3.95 libras. Gracias Londres, salvaste mi noche. Que por cierto, ya he descubierto el secreto de toda comida india. Garam masala y leche de coco. Pero todavía no estoy dispuesta a ser vegetariana.


Por cierto, el miércoles, mi primer dia oficial de laboratorio. Después de escribirnos por email con el técnico del lab, Sri Lankense de origen, acudimos al laboratorio general de polímeros para tomar el peso de nuestros componentes para el trabajo y realizar una serie de test. Ya os he hablado con anterioridad de la antigüedad de los edificios de la London Met, pero donde se puede ver y confirmar, sin duda es en los laboratorios.




De nuevo ese olor del primer dia de clase. Olor a mueble viejo, a castillo, a Harry Potter (¿?¿), y empiezas a ver las encimeras de madera (!!!!), los cajones, las fotografías de las paredes, los póster y las fechas de fabricación de las máquinas y piensas.. Oh la la. Y es lo malo y lo bueno de la London Met, que un dia te encuentras un rincón hiperhistórico de principios de siglo, unos baños que parecen del Intenado y otro dia te pierdes por los pasillos pensando, sí sí, qué bonito, pero como un dia haya un incendio, no voy a saber salir de aquí.