jueves, 24 de febrero de 2011

Don't rain on my parade



Vivir con presupuesto de estudiante es algo vital y necesario en esta ciudad. El abanico de posibilidades culinarias es enorme, pero no siempre affordable. Cuando llegué aquí me cegaba la variedad de sandwiches que me ofrecían las tiendas tradicionales inglesas, pero el hábito a ellos ha hecho que ya no los elija tan frecuentemente.

Mítico es el Meal Deal de todos los supermercados, siendo el más económico Tesco, quedando Eat o Pret como las alternativas más caras. El Meal Deal es la opción más recurrida, sobretodo al medio día, por 2 libras, podemos comer un sandwich hipercalórico, unas patatillas/chocolatina/bolsa de fruta y un refresco/zumo/agua. M&S lo ofrece por 2,95 y Sainsbury's y Boots por unos 3,95. El truco de muchos de ellos está en que no todas las variedades de sandwich entran en la oferta, sólo una selección. Que si, que ofrecen alternativa hasta para los Vegs, pero cuando todas las semanas recurres al famoso menú, llega un momento que ya has probado todas las variedades posibles incluso cuatro veces. Y es cuando hay que empezar a ser creativos.



La programación del Sky Tv que tenemos es tan lamentable que nos ceñimos a ver la BBC, House under the Hammer, Friends a todas horas y Food Chanel. Da la impresión de estar desarrollando todos algo cercano a un trastorno alimenticio por ser este último el único canal que vemos prácticamente, pero es que los programas de subastas de antigüedades rancias ya no nos llenan y así al menos aprendemos a cocinar. Y es que señores, comer fuera sale caro y debemos ingeniárnoslas para comer decente, sano y barato.

Cuando te acercas a la zona de Poultry de Morrisons y ves como coges y automáticamente dejas bandejas de pollo, una tras otra, de nuevo en la estantería, cuando te das cuenta de que inconscientemente te estás convirtiendo en vegetariana. Volviendo atrás en mi memoria, mis menús diarios consisten en Red Lentils, espinacas, Salad Cress, champiñones, chickpeas, judías, hummous y el atún se prueba cuando te quieres dar un homenaje y has pasado por delante de Lidl. Aquí lo prohibitivo son las pechugas de pollo, no la cerveza. Es gracioso darse cuenta de que en condiciones normales, back at home, no comerías ni la mitad de verduras y legumbres que estamos comiendo aquí, pero que misteriosamente ocurre, que las compramos voluntariamente. Cena de lentejas rojas.



Para empeorar un poco la situación, hay que tener en cuenta lo que ya comenté anteriormente. Las cosas caducan misteriosamente rápido en este pueblo. El pan de molde unos escasos 5 días. Pero tenemos un arma secreta a nuestra disposición: EL CONGELADOR. Y no es que me guste comer platos congelados, pero cosas como el pescado fresco o el pan de molde, es imperativo congelarlos. Estas fechas de caducidad no permiten tener un stash en el cupboard disponible para tener un colchón de un par de semanas. Es como si te obligaran a comerlo todo en el mismo día, a darte el entripado, o más bien se debe a que todo es más "local" y tiene menos conservantes. El caso es que es necesario poner en juego el ingenio y planear ahead los posibles menús de la semana, otherwise, nos veremos obligados a darnos el paseito al Tesco Express todas las tardes.

Pero el momento más deseado por nosotros, los students, es la hora del Reduced. Esa media horita antes del cierre, donde los clientes nos volvemos aves de rapiña al acecho. Es el momento en el cual aparecen las llamativas y codiciadas etiquetas amarillas de reducción de precio de productos. Productos que probablemente jamás compraríamos en condiciones normales pero dado su enorme descuento, nos tiramos a la piscina para probar nuevos currys thailandeses, pie ingleses o cualquier marranada variada que nos pongan a nuestra disposición. Momento feliz del día en el que nos hacemos con una ganga y volvemos a casa mostrándolo como si de una medalla se tratara. En el fondo es la misma sensación que en las terceras rebajas, cuando encontramos en Zara el abrigo carísimo que llevamos codiciando todo el invierno a 5 libras, en nuestra talla, en una esquina abandonado. Pues lo mismo. Pero de nuevo, debemos poner precaución a las fechas de caducidad.



Sin embargo, si hay algo tremendamente gratificante, es el hecho de dominar los precios del mercado. Eres totalmente Londoner cuando eres capaz de determinar los lugares estratégicos para comprar X producto al mejor precio y en tu lista salen más de 4 establecimientos distintos. En X calle compra la fruta por boles, en Morrisons siempre busca la oferta de 2x2 pintas de leche fresca, en Poundland compra el jabón de lavar, en 99p los huevos. Dominar el mercado es esencial. Requiere ingenio y maestría, y en el fondo, es una manera de ejercitar la memoria.

2 por 4,50 en champús y acondicionadores de Tresemmé en Boots.

Las bolsas de plástico de la compra no se tiran. Se guardan cuidadosamente en un cajón para usarlas de bolsas para la papelera, o de cling film para tapar los alimentos incluso. Se debe dominar el arte de doblarlas en triangulitos para llevar siempre una en el bolso y que los de Marks & Spencer o Lidl no nos cobren por una. Y no es que se lleve ser ecológico y environmentaly friendly... no, es que somos ahorradores.

No os olvidéis de haceros con todas las tarjetas de fidelización...


sábado, 19 de febrero de 2011

Brianstorm



Os he contado ya mil veces lo feliz que estoy de vivir en esta ciudad. Lugar donde cada día que me lanzo a la aventura encuentro esquinas que me gustan más, nuevos caminos, o añado una pieza más al puzzle mental que implica conocerse más o menos bien el mapa de la ciudad. Y de nuevo me doy cuenta de que no he visto ni la mitad de la ciudad, justo cuando paso por lo que creo que es el Wellington Arch, sentada en un National Express y viendo lo repreciosas que son las casa por esta zona. Vale, estoy justo en Knightsbridge Street. Veo las lucecitas de Harrods. Pero bueno, es la misma brasa de siempre. Cada vez me gusta menos el Londres de las guías de viaje. Me gusta el Londres de las calles que pasas por ellas y piensas que definitivamente te quieres quedar a vivir allí. El Londres de callecitas por las que harías turismo de escaparates a diario.



South Kensington es increíble...

Pero lo que realmente quería contar es que creo que poco a poco voy recuperando mi rumbo. El nuevo pseudosemestre me ha inyectado una buena dosis de lo que llevaba perdiendo desde el año pasado: las ganas de aprender. Efectivamente el curso empezó bien flojo, pero no hay nada mejor como unos buenos profesores y una buena ración de integrales para devolverme a la memoria las razones por las que me metí a estudiar ingeniería.



El conductor del autobús casi nos ha matado en un mega frenazo. Casi me pongo a escribir, Lili murió en Cromwell Road con su Mac en el regazo...

A lo que iba. La esperadísima clase de moldes, de más bien Injection Moulding. Por fín tocando la materia que realmente todos hemos venido a aprender. El nombre del profesor no lo recuerdo, y sinceramente, no he puesto atención, porque me interesaba más la materia. Reología, flujo del polímero fundido, canales, juntas. ((Uiss, estoy viendo Earl’s Court)). Y mientras miraba las figuras de preformas Naturally y Un-naturally balanced me han venido a la memoria todas esas ecuaciones que estudié en la carrera y que daba ya por olvidadas. Ecuaciones de caudal, fluidos newtonianos, fluidos que siguen la ley de la potencia y sí, esas ganas de ser ingeniera, de ver procesos, de ver máquinas moviéndose, de la manufactura, todo eso ha vuelto a mi. Vino cuando el día anterior lo daba por medio perdido, cuando nos dieron las listas de títulos de miniproyectos. En ese momento pensé que ninguno me llamaba la atención, que eran todos casi puramente experimentales de laboratorio, pero tampoco me importaba mucho que ninguno fuera de diseño. Y ahí fue cuando pensé, m****! Qué ha pasado conmigo? Todo esto antes me encantaba. No tengo ningún objetivo fijo... Y cuando me levanté al día siguiente pensando que debería buscar un target, un goal, surgió la clase de moldes.

Clase que ha resultado en efecto una maravilla. Estamos todos de acuerdo en que nos ha encantado, y la clase, además de ser interesante, ha sido divertida. Sobretodo por la mañana, más bien parecía un monólogo de ingenieros nerds.

Así que si. Devuelta de nuevo al cauce, vuelvo a ser ingeniera de sentimiento, y me lanzo a darlo todo.



Y creo que lo que más me gusta de este Máster, es que increíblemente, estoy siendo capaz de enlazar lo aprendido en la carrera, que pensaba que era un pozo sin fondo hacia la petroquímica, con mis queridos, pero abandonados metales.

Creo que lo que me ha dado fuerza ha sido cortarme de nuevo el flequillo.


Cogemos la autopista...

miércoles, 16 de febrero de 2011

First I was afraid, I was petrified



Os escribo refugiada, desde mi nuevo castillo. Hace frío fuera y Londres me engaña. Por mi nueva ventana entran unos sospechosos, aunque estupendos rayos de sol, que me hacen pensar que ya va siendo hora de cambiar la umbrella por las sunglasses, pero es todo una ilusión. Se me había olvidado ya lo que era tener que achinar los ojos por exceso de luz. Pero sólo dura unos segundos. Y vuelven las nubes. Pero lo malo no es que me pille desprevenida sin el paraguas encima, sino que pienso que ya hay por lo menos 15 grados, cuando siguen siendo 8 con airecillo mortal. Tampoco es que eche de menos el sol, de hecho, creo que se me había olvidado, pero salir a la calle y pasar frío no me convence.



En efecto, por fin me cambié de habitación. Ahora resido en el minicastillo de al lado. Y a pesar de que aparentemente las ventanas son exactamente las mismas, el hecho de no vivir en un barco hace que parezca que tengo una habitación enorme. Enorme es mi nuevo armario. Enana es mi nueva mesa. Pero tengo estanterías y paredes de verdad donde POR FIN, poder apoyar un espejo. Ahora me gusta descansar en mi habitación teniendo como única distracción los peatones y los double-decker que veo por la ventana, apoyando las manos sobre el radiador calentito, mientras veo como los demás pasan frío fuera. Si, soy cruel.





Pero cambiando de tema, he de comentaros que he aprendido una lección muy importante en las últimas semanas. Esta ciudad avanza más rápido que el Correcaminos de los Looney Tones, a pesar de que le ponga trampas. Si quieres algo, hazte con ello en el momento o no lo tendrás jamás. Y es que a pesar de que llevo diciendo que quiero ir a algún concierto en esta ciudad, nada más y nada menos que TRES veces lo he intentado, y por TONTA, me lo he perdido. Hermanos, si véis las entradas a la venta, COMPRADLAS! Si hay que ir solos, se va, pero no perdáis la oportunidad y menos si está a buen precio.

En fin. Febrero. Nuevo semestre, que realmente no entiendo por qué lo llaman semestre cuando en realidad es cuatrimestre. Parece que nuestras quejas han sido escuchadas y las nuevas asignaturas parecen contener toda la chicha que estamos esperando aprender. Afortunadamente nos han movido todas las clases al Campus Norte, lo que me permite ir a clase andando si me apetece, aunque lamentablemente nos han pasado todos los libros a la biblioteca del centro. Es una larga historia pero bueno, no todo podía ser perfecto. Ya me he encargado de expresar mi malestar sobre el caos inter-campus en la National Student Survey, llevada a cabo por el sindicato de estudiantes, que por aquí tiene mucha fuerza (como bien habéis visto en las noticias).



Pues bien, este semestre lo comenzamos con Design and Manufacture, con los profesores ya conocidos, con los que estudiaremos más en profundidad los polímeros más utilizados y le seguiremos dando duro a la mecánica y los momentos de inercia. Y quién me lo iba a decir a mi, pero es en esa clase de mecánica cuando mejor me lo paso. Es como si me gustara sufrir resolviendo integrales o algo. Nos añaden unas clases extra de Mould Flow, para aprender a manejar software de flujo en moldes. Project Management, con la que aprenderemos a hacer complejos diagramas de Gantt para manejar y organizar proyectos. Pero lo mejor de esta clase es el profesor. Habla mejor inglés que los locutores de la BBC y hace la clase realmente interesante. Sabe perfectamente cuando cambiar de tema al mínimo amago de bostezo. Por último Research Methods, que es un poco cajón de sastre, donde aprenderemos what it takes to realizar nuestro proyecto fin de carrera en verano y supongo que tocaremos algo más de laboratorio.



Así que eso es lo que me espera este cuatrimestre. Más acción, más assignments semanales aunque individuales. Y con un poco de suerte, en junio, una visita a las instalaciones de Coca Cola en Edmonton para aprender sobre el Injection Blow Molding de las botellas de refresco.