miércoles, 24 de noviembre de 2010

Ginger Ale

Caminando desde casa hasta Finsbury Park la primera vez ya me llamó la atención aquel edificio tapiado, con pinta de antigua cervecería, con una capa de pintura azul curioso y con madera de contrachapado en las ventanas con caras de colorines. Y ya sospechaba yo que tenía algo de inusual aquello, y sobretodo, de reliquia. Hasta que finalmente ayer me decidí a fotografiarlo y a indagar un poco más sobre el tema.





Meux's Original London Stout dicen las dos insignias de los lados, con la capa de re-pintura azul.

Investigando un poco, resulta que Meux era una marca de cerveza, concretamente Meux's Brewery Co Lt. Original de Londres, fundada en 1764. La compañía compró una cervecería, la Horse Shoe Brewery en el cruce entre Tottenham Court Road y Oxford Street, que por cierto, si bien recuerdo, ahora hay un Dorothy Perkins o alguna megacadena famosa. Lo curioso de esta cervecería, es que en su interior poseía una cuba gigante de casi 7 metros de alto, con capacidad para unos 3500 barriles de cerveza. En un momento dado, en 1824, supongo que uno de los amarres de semejante mole de cerveza falló, haciendo caer el contenido de la enorme cuba por el suelo y por tanto por la calle y los edificios cercanos. Hubo muertos por ahogamiento, por caida de escombros y hasta por embriaguez, según la Wikipedia. Tal fue la magnitud del desastre, que no tenían fondos suficientes para hacer frente a las consecuencias y acabaron cerrando el negocio para siempre.

Así que Meux, tipiquísima cerveza negra original Londinense se fue al garete. Cerveza que mató a 8 personas por ahogamiento, se vendía antiguamente en mi barrio.

Y es que mi barrio, a pesar de la sordidez quizá de sus habitantes, muchos de ellos borrachos, desempleados, madres adolescentes maleducadas y esos que hablan solos por la calle, fauna en general diversa que acude a comprar a Morrisons, hace que el barrio tenga más gracia. Porque sales a comprar, y tienes 5 kilos de cebollas por 1 libra y media en un supermercado turco, puedes comprar frambuesas baratísimas en un mercadito griego, tenemos carniceros musulmanes y dos Poundland seguidos para que no nos falte de nada. Porque ante todo, vivimos nosotros, los habitantes de la modesta casa de Isledon Road, que somos una pequeña familia y disfrutamos de una conveniente parada de autobuses justo delante de la puerta, y a menos de cinco minutos, Picadilly y Victoria lines, para que nunca nos falle el transporte de Londres.

Porque sí, ya somos una pequeña familia.

Pero seguimos con el otro lado de la calle, la historica Holloway Road. Calle que podría pasar sin pena ni gloria a los ojos de un turista de una semana, pero que resulta que es una de las principales arterias de la ciudad. Forma parte de la A1 y comunica con el Norte del país. Vendría a ser una A1 de Madrid, como una autopista de Barcelona o de A Coruña. Holloway Road, supuestamente llamada así por ser Hollow, es decir, profunda, aunque existen otras teorías. Cruza con Camden Road, que quién me lo iba a decir, pero vivo a tiro de piedra del famoso barrio de moda. Road que datan de 1300 aproximadamente y sube hasta Archway. Y resulta que sí, la propia estación de Holloway Road formaba parte de la colección de estaciones diseñadas (de nuevo) por Leslie Green. Estación que por cierto, se diseñó con el propósito de colocar una escalera mecánica en forma de espiral, a modo experimental y totalmente innovador para la época, y bueno, para ahora también lo sería. Lamentablemente, no se terminó de llevar a cabo.





Hacia abajo se llegaría hasta Highbury & Islington, comienzo de la zona bien ya cercana a Angel y cuyo público ya deja de ser tan peculiar como en el mio. Su antigua estación también tenía historia ya que la destrozaron en un misilazo durante la guerra en el 44, y la terminaron de tirar en los 60 para construir la Victoria Line. Una pena que sólo quede la fachada.



Siento la chapa hermanos.

1 comentario:

  1. ummm..¡¡muy bueno el mini-reportaje¡¡¡ dentro de nada veremos publicada tu "guia de Londres " para iPad.¡¡Callejeros... se queda a la altura del betún.

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