Mañana épica sin duda. I woke up early in the morning, sobre las 7 y media para ducharme con tranquilidad, desayunar, cerrar la maleta y hacer el check out. Allí en la recepción esperaban dos españoles del sur enfadaditos los pobres porque estaban durmiendo en habitaciones separadas y “todo habían sido problemas desde que llegaron a este hostal”. Al final me ha tocado hacer de traductora con Freddy, la recepcionista porque veía que se calentaba la cosa. Realmente las cosas están estos dias muy calientes en el Astor, por algún lio que se montó hace varios dias por un reparto raro de camas. Tensioncitas. me he despedido de Laura, la recepcionista maja, de la chica estonia con la que cené hace un par de días y anoche de Rober, majísimo mexicano viajando por Europa y que espero que le vaya genial en su próxima parada que es Noruega. Mucha suerte hermano!! De quien no me he despedido es de la ucraniana de la habitación, que era la mar de maja pero he coincidido poco con ella.
Al final ha sido buena experiencia vivir en un hostal a pesar de que tenía mis dudas al principio. Codearse con gente de todas las esquinas del mundo es toda una experiencia. Es curiosísimo ver las costumbres de cada uno, las manías, su gastronomía...
En fin, check out time. He guardado la maleta en la habitación de ídem y me he ido a Holloway Road a dejar la primera tanda de abrigos y botas. Primer hecho épico: subir a cualquiera de los vagones del metro de la Victoria Line a las 9:30 de la mañana con tres bolsas enormes de papel y un edredón nórdico en la otra mano, chaqueta y abrigo puestos y mochila de miles de bolsillos llenos de cosas con aproximadamente 8 kilos de peso. He tenido que dejar pasar nada más y nada menos que 3 (!!!) metros, es decir, casi 20 minutos, hasta que he encontrado un sitio más o menos respirable. Cual sardina en lata en Green Park se ha liberado un poco la cosa, de manera que había un sitio libre más o menos cerca sin golpear a nadie con mis bolsazas. Cuando me disponía a dar mini pasos se ha acercado una mocosa y sin decir nada me ha quitado el sitio rgrrrr. Mi mirada ha sido tan fulminante (como la de un súper héroe maligno de cómic) que la mujercilla sentada en frente me ha ofrecido el sitio. Agradecida le he dicho que no, que muchas gracias. Prefería seguir torturando visualmetne a la niña con mis rayos X, pero ni caso.
Una vez en Holloway Road, que por cierto pertenece al distrito de Islington, salir del metro también ha sido Legen-dary. Los ingenieros ingleses de Primark pensando que sería buena idea hacer sus bolsas de papel, precisamente en el país de la lluvia eterna ¬¬, y a mi no se me ocurre otra cosa que llevarme cosas de peso con ellas (no tenía otra cosa, claro). Como era de esperar, tras 100 o 200 metros, una de las asas ha muerto, y ha hecho caer a mis “wellies” al suelo. No se cómo lo he hecho, pero me las he ingeniado para conseguir avanzar los 600 metros que me quedaban de camino sin que se rompiera otra, y sin quedarme sin circulación en los dedos. Una vez en la casa, lo he dejado todo tirado por el suelo del recibidor y he decidido subir muuuuy poco a poco las cosas. Al abrir la puerta me he encontrado una notita en el escritorio, era de Andy, uno de los habitantes de la casa, y mi vecino de puerta, de origen inglés y aires modernillos xD. Me daba la bienvenida a la casa, me apuntaba su teléfono por si necesitaba algo y de paso me proponía juntarnos todos los de la casa por la noche para conocernos. Qué majos!!
Lo primero que he hecho ha sido sentarme en el escritorio y hacer una lista de lo que me hacía falta comprar y he distribuido el equipaje maldito portado en las cosas de papel en los huequitos de la casa. Ha sido una sensación estrañísima volver a ponerme la mochila, sin el añadido y sin 5 kilos constantes de peso a la espalda. Hoy será el primer dia que pueda usar un bolso de verdad (en mucho tiempo)!!!
De nuevo de vuelta hacia el hostal para recoger el maletón, he optimizado la ruta para evitar al máximo posible las escaleras y no morir de espalda rota. Esta vez he cambiado de línea en Green Park y casualmetne me he encontrado con Laura, la recepcionista maja y nos hemos venido hablando hasta Pimlico. Resulta que es de Sudáfrica, pero lleva por aquí desde hace un año. Hemos estado hablando un rato sobre las miserias y los cotilleos del AVH y ya nos hemos despedido, pero jo, qué penica me ha dado...
De nuevo de vuelta hacia Islington, y ya en la casa, menos mal que hay gente maja por el metro que te ayuda con el par de escaleras que te quedan... y bueno, luego Tom, el casero, me ha hecho el favorcísimo de subirme los tres pisos que hay hasta mi habita. En el fondo es como si nunca me hubiera cambiado de casa.
Una vez ya con bolso, he decidido que tocaba ir a Ikea. Increiblemente está a 20 minutos de mi nueva casa, puerta a puerta, y lo bueno es que han habilitado un shuttle para llevarte a la tienda desde otra parada. Lo primero: comer (en Ikea). Crepes de espinacas y el pastelito de princesa verde famoso, que le tenía yo ganas xD y me he hecho la tarjeta de Ikea Family, que el cafelillo o te gratis en estas circunstancias me viene estupendo. Lo bueno que tiene la globalización es que vayas donde vayas, los productos son casi siempre los mismos y más o menos se encuentran más o menos igual, así que el paso de tener que comprar en Ikea ha sido bastante fácil. Aprovechando que había un Tesco Extra enorme en frente, me he ido con mi bolsaza gigante de Ikea a comprar algunos productos de limpieza para quitar la roña que había dejado el tio anterior.
Ya en casa, mi habitación ya parece habitación y sobretodo, no huele raro.
Limpia que te limpia, se han hecho las 8 de la tarde y nos hemos ido de pintas por el barrio 4 de los de la casa. Yay!!!!!
Por cierto, anoche mientras cenábamos chini y yo, ante mi negativa de no querer que estuviera conmigo en esta habitación viviendo, me soltó un "pues estoy pensando irme mañana de vuelta a China". Pues tia.. qué poco aguante tienes...
Al final ha sido buena experiencia vivir en un hostal a pesar de que tenía mis dudas al principio. Codearse con gente de todas las esquinas del mundo es toda una experiencia. Es curiosísimo ver las costumbres de cada uno, las manías, su gastronomía...
En fin, check out time. He guardado la maleta en la habitación de ídem y me he ido a Holloway Road a dejar la primera tanda de abrigos y botas. Primer hecho épico: subir a cualquiera de los vagones del metro de la Victoria Line a las 9:30 de la mañana con tres bolsas enormes de papel y un edredón nórdico en la otra mano, chaqueta y abrigo puestos y mochila de miles de bolsillos llenos de cosas con aproximadamente 8 kilos de peso. He tenido que dejar pasar nada más y nada menos que 3 (!!!) metros, es decir, casi 20 minutos, hasta que he encontrado un sitio más o menos respirable. Cual sardina en lata en Green Park se ha liberado un poco la cosa, de manera que había un sitio libre más o menos cerca sin golpear a nadie con mis bolsazas. Cuando me disponía a dar mini pasos se ha acercado una mocosa y sin decir nada me ha quitado el sitio rgrrrr. Mi mirada ha sido tan fulminante (como la de un súper héroe maligno de cómic) que la mujercilla sentada en frente me ha ofrecido el sitio. Agradecida le he dicho que no, que muchas gracias. Prefería seguir torturando visualmetne a la niña con mis rayos X, pero ni caso.
Una vez en Holloway Road, que por cierto pertenece al distrito de Islington, salir del metro también ha sido Legen-dary. Los ingenieros ingleses de Primark pensando que sería buena idea hacer sus bolsas de papel, precisamente en el país de la lluvia eterna ¬¬, y a mi no se me ocurre otra cosa que llevarme cosas de peso con ellas (no tenía otra cosa, claro). Como era de esperar, tras 100 o 200 metros, una de las asas ha muerto, y ha hecho caer a mis “wellies” al suelo. No se cómo lo he hecho, pero me las he ingeniado para conseguir avanzar los 600 metros que me quedaban de camino sin que se rompiera otra, y sin quedarme sin circulación en los dedos. Una vez en la casa, lo he dejado todo tirado por el suelo del recibidor y he decidido subir muuuuy poco a poco las cosas. Al abrir la puerta me he encontrado una notita en el escritorio, era de Andy, uno de los habitantes de la casa, y mi vecino de puerta, de origen inglés y aires modernillos xD. Me daba la bienvenida a la casa, me apuntaba su teléfono por si necesitaba algo y de paso me proponía juntarnos todos los de la casa por la noche para conocernos. Qué majos!!
Lo primero que he hecho ha sido sentarme en el escritorio y hacer una lista de lo que me hacía falta comprar y he distribuido el equipaje maldito portado en las cosas de papel en los huequitos de la casa. Ha sido una sensación estrañísima volver a ponerme la mochila, sin el añadido y sin 5 kilos constantes de peso a la espalda. Hoy será el primer dia que pueda usar un bolso de verdad (en mucho tiempo)!!!
De nuevo de vuelta hacia el hostal para recoger el maletón, he optimizado la ruta para evitar al máximo posible las escaleras y no morir de espalda rota. Esta vez he cambiado de línea en Green Park y casualmetne me he encontrado con Laura, la recepcionista maja y nos hemos venido hablando hasta Pimlico. Resulta que es de Sudáfrica, pero lleva por aquí desde hace un año. Hemos estado hablando un rato sobre las miserias y los cotilleos del AVH y ya nos hemos despedido, pero jo, qué penica me ha dado...
De nuevo de vuelta hacia Islington, y ya en la casa, menos mal que hay gente maja por el metro que te ayuda con el par de escaleras que te quedan... y bueno, luego Tom, el casero, me ha hecho el favorcísimo de subirme los tres pisos que hay hasta mi habita. En el fondo es como si nunca me hubiera cambiado de casa.
Una vez ya con bolso, he decidido que tocaba ir a Ikea. Increiblemente está a 20 minutos de mi nueva casa, puerta a puerta, y lo bueno es que han habilitado un shuttle para llevarte a la tienda desde otra parada. Lo primero: comer (en Ikea). Crepes de espinacas y el pastelito de princesa verde famoso, que le tenía yo ganas xD y me he hecho la tarjeta de Ikea Family, que el cafelillo o te gratis en estas circunstancias me viene estupendo. Lo bueno que tiene la globalización es que vayas donde vayas, los productos son casi siempre los mismos y más o menos se encuentran más o menos igual, así que el paso de tener que comprar en Ikea ha sido bastante fácil. Aprovechando que había un Tesco Extra enorme en frente, me he ido con mi bolsaza gigante de Ikea a comprar algunos productos de limpieza para quitar la roña que había dejado el tio anterior.
Ya en casa, mi habitación ya parece habitación y sobretodo, no huele raro.
Limpia que te limpia, se han hecho las 8 de la tarde y nos hemos ido de pintas por el barrio 4 de los de la casa. Yay!!!!!
Por cierto, anoche mientras cenábamos chini y yo, ante mi negativa de no querer que estuviera conmigo en esta habitación viviendo, me soltó un "pues estoy pensando irme mañana de vuelta a China". Pues tia.. qué poco aguante tienes...
ja ja ja...siempre pensé que...
ResponderEliminarBueno ,pasando página..nuevo capítulo,nueva casa nueva gente...y menos dolor de espalda. Enhorabuena.bsss
:)
ResponderEliminarContentísima estoy. Más orgullosa que tu mami (l)
ResponderEliminarLa habita es cuqui no? En cuanto la moldees a tu gusto va a ser chula!
ay lil! q emoción ver cómo te vas haciendo tu huequito en London!!!!!
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