miércoles, 16 de febrero de 2011

First I was afraid, I was petrified



Os escribo refugiada, desde mi nuevo castillo. Hace frío fuera y Londres me engaña. Por mi nueva ventana entran unos sospechosos, aunque estupendos rayos de sol, que me hacen pensar que ya va siendo hora de cambiar la umbrella por las sunglasses, pero es todo una ilusión. Se me había olvidado ya lo que era tener que achinar los ojos por exceso de luz. Pero sólo dura unos segundos. Y vuelven las nubes. Pero lo malo no es que me pille desprevenida sin el paraguas encima, sino que pienso que ya hay por lo menos 15 grados, cuando siguen siendo 8 con airecillo mortal. Tampoco es que eche de menos el sol, de hecho, creo que se me había olvidado, pero salir a la calle y pasar frío no me convence.



En efecto, por fin me cambié de habitación. Ahora resido en el minicastillo de al lado. Y a pesar de que aparentemente las ventanas son exactamente las mismas, el hecho de no vivir en un barco hace que parezca que tengo una habitación enorme. Enorme es mi nuevo armario. Enana es mi nueva mesa. Pero tengo estanterías y paredes de verdad donde POR FIN, poder apoyar un espejo. Ahora me gusta descansar en mi habitación teniendo como única distracción los peatones y los double-decker que veo por la ventana, apoyando las manos sobre el radiador calentito, mientras veo como los demás pasan frío fuera. Si, soy cruel.





Pero cambiando de tema, he de comentaros que he aprendido una lección muy importante en las últimas semanas. Esta ciudad avanza más rápido que el Correcaminos de los Looney Tones, a pesar de que le ponga trampas. Si quieres algo, hazte con ello en el momento o no lo tendrás jamás. Y es que a pesar de que llevo diciendo que quiero ir a algún concierto en esta ciudad, nada más y nada menos que TRES veces lo he intentado, y por TONTA, me lo he perdido. Hermanos, si véis las entradas a la venta, COMPRADLAS! Si hay que ir solos, se va, pero no perdáis la oportunidad y menos si está a buen precio.

En fin. Febrero. Nuevo semestre, que realmente no entiendo por qué lo llaman semestre cuando en realidad es cuatrimestre. Parece que nuestras quejas han sido escuchadas y las nuevas asignaturas parecen contener toda la chicha que estamos esperando aprender. Afortunadamente nos han movido todas las clases al Campus Norte, lo que me permite ir a clase andando si me apetece, aunque lamentablemente nos han pasado todos los libros a la biblioteca del centro. Es una larga historia pero bueno, no todo podía ser perfecto. Ya me he encargado de expresar mi malestar sobre el caos inter-campus en la National Student Survey, llevada a cabo por el sindicato de estudiantes, que por aquí tiene mucha fuerza (como bien habéis visto en las noticias).



Pues bien, este semestre lo comenzamos con Design and Manufacture, con los profesores ya conocidos, con los que estudiaremos más en profundidad los polímeros más utilizados y le seguiremos dando duro a la mecánica y los momentos de inercia. Y quién me lo iba a decir a mi, pero es en esa clase de mecánica cuando mejor me lo paso. Es como si me gustara sufrir resolviendo integrales o algo. Nos añaden unas clases extra de Mould Flow, para aprender a manejar software de flujo en moldes. Project Management, con la que aprenderemos a hacer complejos diagramas de Gantt para manejar y organizar proyectos. Pero lo mejor de esta clase es el profesor. Habla mejor inglés que los locutores de la BBC y hace la clase realmente interesante. Sabe perfectamente cuando cambiar de tema al mínimo amago de bostezo. Por último Research Methods, que es un poco cajón de sastre, donde aprenderemos what it takes to realizar nuestro proyecto fin de carrera en verano y supongo que tocaremos algo más de laboratorio.



Así que eso es lo que me espera este cuatrimestre. Más acción, más assignments semanales aunque individuales. Y con un poco de suerte, en junio, una visita a las instalaciones de Coca Cola en Edmonton para aprender sobre el Injection Blow Molding de las botellas de refresco.



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